María Fux

“¡María te queremos!”

El 31 de julio, a los 101 años, murió la creadora de la danzaterapia, maestra de maestros, nacida en 1922. Hoy, en su estudio-escuela se capacitan fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, médicos, profesores de danza y de gimnasia, psicoterapeutas, psicólogos, docentes.

Deja un comentario Por () | 05/08/2023

Durante más de 70 años María Fux se dedicó a demostrar que la danza es para todos. Foto: Argentina.gob.ar.

Durante más de 70 años María Fux se dedicó a demostrar que la danza es para todos. Foto: Argentina.gob.ar.

“¿Se puede bailar la vida? Sí, se puede”, dijo una y mil veces María Fux, esa mujer que, más que humana, parecía descender del Olimpo. “Mientras puedas moverte, mientras puedas gatear, solo necesitas un estímulo. Yo proporciono ese estímulo. Esperan que se lo dé, y yo se lo doy”.

Estar cerca de María Fux era sentir esa energía que el cuerpo necesitaba para moverse. Su voz, su entusiasmo, su generosidad y su ternura, hacían el resto. Esa magnífica mujer, que durante más de 70 años hizo bailar a los ciegos, a los sordos, a quienes no podían caminar, a los desahuciados, el 31 de julio, a los 101 años, volvió a ocupar su sitio en el Olimpo, y desde allí, sigue bailando.

Creadora de la danzaterapia, maestra de maestros, nacida en 1922, hizo una brillante carrera en los años 40 y 50, fue primera bailarina de la ópera del Teatro Cólon de Buenos Aires, y la segunda bailarina no clásica después de Isadora Duncan en pisar los escenarios de Moscú en 1955.

Sus abuelos maternos llegaron a la Argentina en 1915 escapando de la persecución a los judíos de Odessa, Ucrania. Desde los cinco años María se apasionó por la danza, descubrió a Isadora Duncan (1877-1927), y comenzó su búsqueda hasta que, en 1953, obtuvo una beca para estudiar en Nueva York con Martha Graham. Desde ese momento, su vida dio un vuelco radical.

En un ascensor, cuando la joven María, ávida por beberse la danza del mundo, con un inglés entrecortado y balbuceante le suplicó a la gran Graham que viera su danza. Pasó una noche atormentada tratando de armar algo que pudiera sorprender a este coloso de la danza moderna.

Al día siguiente, con sus discos de vinilo bajo el brazo, llegó al estudio. Solo tenía media hora. Y comenzó a bailar. Después de una hora, su repertorio se había terminado, se sentó en el suelo con el corazón palpitante esperando el veredicto. “Eres una artista, no busques maestros fuera de ti. No tengas miedo de hacer danzas teatrales, eres actriz. Vuelve a la Argentina y no esperes nada de maestros. Tu maestro es la vida”, le dijo Graham.

María Fux, autora de una diversidad de libros dedicados a la danzaterapia.

María Fux, autora de una diversidad de libros dedicados a la danzaterapia.

Al regresar, intentó ayudar a una niña sordomuda, y allí comenzó una historia que saltó de la aldea para llegar al infinito. Surgió así la danzaterapia para niños, adultos y personas con discapacidad.

Hoy, su escuela de formación con el método María Fux tiene filiales en Europa y en Brasil. Publicó nueve libros, entre ellos, “El color es movimiento”, “Danza, experiencia de vida” y “Danzaterapia, fragmentos de vida”. En su estudio-escuela se capacitan fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, médicos, profesores de danza y de gimnasia, psicoterapeutas, psicólogos, docentes. Todos fueron acercándose a esta mujer que pudo transformar la vida en movimiento.

Declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, recibió la Mención de Honor Senador Domingo Faustino Sarmiento, el Diploma de la Unesco por su labor docente, el reconocimiento de la ONU por su trayectoria, la Medalla del Bicentenario y los premios Gratia Artis, Fondo Nacional de las Artes y el Rosa de Plata del Senado de la Nación. Pero por sobre todo, siempre estuvo rodeada del amor de sus discípulos, los que hoy siguen sus pasos.

Cuando cumplió 100 años, desde la ventana de su departamento, la bailarina podía escuchar las voces de sus alumnos que, desde afuera, la celebraban con un cartel que decía: “María te queremos”. Y este 31 de julio, en su cuenta de Instagram @estudiomariafux se podía leer: “Ella, que dejó una huella imborrable en nuestras vidas y en la vida de tantas personas en Argentina y el mundo. Ella nos enseñó que la danza es vida, y así la recordaremos siempre”.

Seguramente hoy, desde el Olimpo, María Fux sigue bailando con los dioses y repitiendo, como solía hacerlo en la Tierra: “No se queden sentados mirando cómo el tiempo pasa. ¡Muévanse!”.

Honrar la vida de María Fux

El domingo 6 de agosto a las 11.30 am se realizará un encuentro para dar el último adiós danzando en la pérgola del Rosedal.

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