Cubanos por el mundo

Del nuevo al viejo continente

Bailarines destacados del Ballet Nacional y de Danza Contemporánea de Cuba, se presentan en distintos escenarios durante julio y agosto. “Cubanía”, un espectáculo diseñado por Carlos Acosta, galas en España y en Chile, forman parte de la agenda de los intérpretes isleños.

2 Comentarios Por () | 17/07/2014

Anette Delgado y Dani Hernández, participarán en la Gala Internacional de Ballet y Danza, el 9 de agosto, en el Teatro del Lago, en Frutillar, Chile. Foto: Nancy Reyes. Archivo Danzahoy.

Anette Delgado y Dani Hernández, participarán en la Gala Internacional de Ballet y Danza, el 9 de agosto, en el Teatro del Lago, en Frutillar, Chile. Foto: Nancy Reyes. Archivo Danzahoy.

Bailarines cubanos, muchos de ellos del Ballet Nacional de Cuba (BNC), recorrerán escenarios internacionales con distintas propuestas y programas, entre fines de julio y principios de agosto. El primer espectáculo que abre el fuego de esta serie de shows en los que la escuela cubana de ballet mostrará algunos de sus mejores exponentes.

“Cubanía” es el título del espectáculo que el bailarín cubano Carlos Acosta presentará el 21, 22 y 23 de julio, en el Royal Opera House de Londres. Con trabajos de destacados coreógrafos del país caribeño, acompañados de la música interpretada en vivo por una orquesta de Cuba, Miguel Altunaga, George Céspedes, Alexander Varona y Zenaida Yanowsky se suman a este despliegue de danza cubana.

Asimismo, Verónica Corveas interpretará junto a Acosta y a la compañía Danza Contemporánea de Cuba, la suite de “Tocororo”, obra con coreografía Acosta. La pieza, que es una suerte de autobiografía, se estrenó en La Habana en 2002 y luego en Londres.

El 22 de julio, en la XXII Gala Internacional de Danza «Alicia Alonso», en la Lonja del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en España, las primeras figuras del BNC Yanela Piñera y Arián Molina, interpretarán los pas de deux “Coppélia” y “Don Quijote”.

Por otra parte, Luis Valle, solista de esta compañía, fue invitado a bailar “La bayadera” y “Cascanueces” con el Joburg Ballet de Johannesburg, Sudáfrica, del 28 de julio al 30 de septiembre.

Dos de los más destacados primeros bailarines de la compañía que dirige Alicia Alonso, Anette Delgado y Dani Hernández, participarán en la Gala Internacional de Ballet y Danza, el 9 de agosto, en el Teatro del Lago, en Frutillar, Chile. El repertorio que realizará esta dupla incluye “Aguas primaverales” y “Esmeralda”.

Delgado y Hernández compartirán escenario con Natalia Pelayo y Edgardo Trabalón del Ballet Estable del Teatro Colón de Buenos Aires; Natalia Berríos y Luis Ortigoza del Ballet de Santiago de Chile; Agustina Galizzi y Roberto Rodríguez de la Compañía Nacional de Danza de México; Marianela Núñez y Thiago Soares del Royal Ballet de Londres, y con Julie Kent y Marcelo Gomes del American Ballet Theatre de Nueva York, entre otros.

2 Comentarios para Del nuevo al viejo continente

  1. 08/01/2015 at 4:57 pm | Permalink

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  2. Maykel Fills's Gravatar Maykel Fills
    18/08/2014 at 11:10 pm | Permalink

    It’s not just these stylistic niceties that gave such wonder to Anette Delgado’s Giselle, but how they were combined to give new, or, rather, rediscovered, meaning to parts of the role that had long seemed familiar, and to have given up all their secrets. Take Giselle’s soubresauts. You’re probably used to seeing them as most ballerinas do them today, with the upper body bobbing up and down, arms echoing the legs’ push to give some added kinetic and visual oomph to the jumps. With a good jumper, it’s often quite stunning, but ever-so-slightly incongruous, as if Giselle were saying to us, “look, I’m a ghost. See how high I can jump!” (cough-Osipova). Delgado’s arms and shoulders, floating unconcerned above her pretty and powerful footwork, seemed almost entirely unaffected by her soubresauts, which became a brief miracle of propulsion. It’s not the height of her jump that convinces you she’s a ghost, but how spookily oblivious she seems to be to the very fact that she’s leaping so high. Suddenly, these few steps made sense to me in a way that I’d never seen (or, more likely, noticed) before. It’s like seeing a Balanchine ballet staged with detail and nuance by someone who remembers, and throughout the evening, the Cubans presented the familiar packaged with such little epiphanies from the past. Had I the note-taking ability, I could easily go on for pages about the beautiful surprises of Delgado’s portrayal (and the elegant if slightly overmatched Hernandez). There’s so much richness crammed into such brief, ephemeral moments, I teared up at the beauty of it all, and that it was disappearing so quickly before me. Suddenly, the mime-heavy Giselles I’d so recently praised – Peter Wright’s staging, Alina Cojocaru’s dancing – seemed ever so slightly heavy handed: literal when they should be of magic.

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