Teatro de la Danza Guillermina Bravo

Medio siglo en movimiento

Inaugurado el 19 de septiembre de 1969, el espacio pionero en el arte de la danza lanzó el 9 de septiembre una serie de actividades para celebrar sus 50 años de trabajo en el Centro Cultural del Bosque. Exposición fotográfica, visitas para estudiantes y charlas forman parte de la programación.

Deja un comentario Por () | 18/09/2019

El arquitecto Ramiro González Delsordo realizó el proyecto del Teatro de la Danza dentro de la Unidad Artística y Cultural del Bosque, hoy Centro Cultural del Bosque. Foto: danzaINBAL.

El arquitecto Ramiro González Delsordo realizó el proyecto del Teatro de la Danza dentro de la Unidad Artística y Cultural del Bosque, hoy Centro Cultural del Bosque. Foto: danzaINBAL.

Hace medio siglo la escena nacional fue testigo del nacimiento de un espacio invaluable para el quehacer dancístico: el Teatro de la Danza Guillermina Bravo del INBAL, en el Centro Cultural del Bosque.

Durante 50 años, ha sido un recinto bastión para los mejores exponentes de la danza nacional e internacional. Durante 50 años, ha sido el escenario obligado a pisar por todos aquellos artistas que han hecho del arte del cuerpo en movimiento su forma de vida y de expresión. Durante 50 años, ha sido el espacio que ha abierto sus puertas a esos fervientes amantes de la danza y a aquellos nuevos espectadores que han buscado dejarse sublimar por la poesía hecha movimiento.

Durante 50 años, ha sido un referente dentro del movimiento escénico en México.

Para celebrar tan simbólico hecho, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, a través de la Coordinación Nacional de Teatro ha preparado una serie de actividades cuyo propósito es recordar y exaltar momentos clave de su historia, como parte de una recuperación de su memoria dancística.

Se presentará la exposición fotográfica “Bitácora de viaje. 50 años del Teatro de la Danza”, alusiva a aquellos artistas del cuerpo que le han dado vida a este espacio. Se inaugurará el jueves 19 de septiembre, a las 19:00 horas. Asimismo, se creará el álbum fotográfico “Efímero y Eterno. El Teatro de la Danza en Imágenes”, donde tendrán cabida algunos de los protagonistas de este arte. Dicho proyecto tomará vida en un número especial de la Revista Interdanza.

Para que estudiantes de danza de las diversas escuelas de Iniciación Artística y Centros de Educación Artísticas del INBAL conozcan el teatro tras bambalinas, se llevará a cabo “Geografía de un Teatro”, que consiste en un recorrido para alrededor de 30 jóvenes por los rincones de este recinto, para acercarlos a los aspectos importantes de su funcionamiento. Se realizará el lunes 9 de septiembre, a las 10:00 horas.

Teatro de la Danza2

El 13 de junio de 2018 este espacio se renombró como Teatro de la Danza Guillermina Bravo como tributo a “la Bruja de la Danza. Foto: danzaINBAL.

Por otro lado, se le dará voz a quienes han sido parte de la historia del Premio Nacional de Danza Guillermo Arriaga. Bajo el nombre de “Anuario Coreográfico. Ganadores del Premio INBAL-UAM”, se llevarán a cabo entrevistas en video que se transmitirán vía streaming a través del canal Youtube de la Coordinación Nacional de Danza, los viernes 13, 20 y 27 de septiembre, a las 10:00 horas.

En la actividad “Travesías en el Teatro de la Danza” algunos de los bailarines que han pisado el escenario de este recinto compartirán sus experiencias en un conversatorio colectivo. Tendrá lugar el martes 24 de septiembre, a las 18:00 horas.

Todo es historia

La afluencia de artistas y público obligó a realizar modificaciones edilicias, y una de las relevantes fue en 1994. Foto: danzaINBAL.

La afluencia de artistas y público obligó a realizar modificaciones edilicias, y una de las relevantes fue en 1994. Foto: danzaINBAL.

Fue al arquitecto Ramiro González Delsordo a quien se le encomendó la tarea de hacer el proyecto del Teatro de la Danza dentro de la Unidad Artística y Cultural del Bosque (hoy Centro Cultural del Bosque). Su equipo de construcción visitó varios teatros en países como Inglaterra, Estados Unidos y la antigua Unión Soviética para conocer la técnica más avanzada que se requería para esta clase de edificios.

Por fin el sueño se convirtió una realidad: el 19 de septiembre de 1969 se inauguró el Teatro de la Danza con una función del Ballet Clásico de México. Desde entonces, se ha posicionado como uno de los recintos más importantes de los exponentes de este arte.

Durante sus primeros años de vida, el Teatro de la Danza sirvió como una plataforma para los alumnos que estaban recibiendo formación dancística, especialmente los de la Academia de la Danza Mexicana. Más tarde, la maestra Clementina Otero -en ese entonces jefa del Departamento de Danza del INBA- se dio cuenta del potencial de este recinto y de la necesidad de ampliar su campo de acción, así que abrió sus puertas a grupos de danza experimental para que mostraran sus propuestas.

Entre los proyectos que activaron los primeros años del Teatro de la Danza se encuentran las famosas Temporadas (I Temporada, II Temporada y III Temporada) donde se programaban a grupos de diferentes géneros que ofrecían un caleidoscopio de lo que se estaba creando en ese momento. Algunos de los grupos que participaron fueron la Compañía de Danza Moderna, el Ballet Nacional, Ballet Independiente y la maestra Pilar Rioja, entre muchos otros.  Otra actividad fue el Ciclo Danza, que ofrecía funciones todos los fines de semana a precios populares. Fue muy exitosa en 1979 y 1980, y se presentaron grupos como Ballet Nacional de México, Ballet Independiente, Compañía Nacional de Danza, Compañía de Danza Contemporánea de la UV, Danza Libre Universitaria y Ballet Teatro del Espacio.

La afluencia de artistas y público iba en ascenso, así que fueron necesarias algunas remodelaciones. Una de las más relevantes ocurrió en 1994 cuando el maestro Jorge Domínguez era Coordinador Nacional de Danza; se cambió todo el techo y las butacas, se diseñó el lobby, se bajaron los sanitarios a la planta baja, se puso un telar, la tramoya fue colocada en la parte superior del foro, se creó una oficina y la dulcería. El teatro estuvo cerrado cerca de 9 meses; durante ese tiempo las funciones se llevaron a cabo en otras sedes, como la Sala Miguel Covarrubias y el Teatro Arq. Carlos Lazo de la UNAM y hasta el Museo Nacional de Antropología.

Grande es la lista de figuras que han pisado el escenario del Teatro de la Danza. Todas las agrupaciones de México se han presentado aquí, tanto las de larga trayectoria como las nuevas propuestas, entre ellas la Compañía Nacional de Danza, Barro Rojo Arte Escénico, Delfos, Contempodanza, Antares, Compañía Tania Pérez-Salas, Nemian, La Cebra Danza Gay, la Compañía Nacional de Danza Folklórica, Tándem y Contradanza.

Del extranjero se ha tenido la presencia de reconocidos artistas como Quasar (Brasil), Entorse (Francia), Compagnie Marie Chouinard (Canadá), EIRA (Portugal), Sebastián García Ferro (España), Rubberban Dance Company (Canadá), Taketeru Kudo, Tadashi Endo y Ko Murobushi (Japón), Compañía Flamenco Rosario (España), Halcón de Oro (Perú), Didier Theron (Francia), Álvaro Restrepo (Colombia), Lanónima Imperial (España) y Colectivo Clá (Costa Rica).

Estos y muchos más, son los artistas que durante medio siglo le han dado movimiento y vida al Teatro de la Danza Guillermina Bravo, un recinto que fue pionero en su tipo. No fue sino hasta once años después que se inauguraría un nuevo recinto dedicado también a la danza: la Sala Miguel Covarrubias en el Centro Cultural Universitario de la UNAM. De ahí la relevancia de su creación como un precursor en la escena nacional.

Cabe recordar, que este teatro inició un nuevo ciclo dentro de su historia cuando se decidió que llevara el nombre de una de las máximas figuras de la danza nacional: la maestra Guillermina Bravo (1920-2013).

Con un acto protocolario protagonizado por autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y por amigos y colegas de la bailarina, coreógrafa y maestra veracruzana, este espacio se renombró como Teatro de la Danza Guillermina Bravo el 13 de junio de 2018, rindiendo así un tributo permanente a quien se ganó a pulso el sobrenombre de “la Bruja de la Danza” por todo el legado que dejó a este arte en México.

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