La primera grata sorpresa del inicio de la temporada teatral habanera en septiembre, tras un reposo de la actividad dancística estival, ha sido el debut profesional de la compañía Otro Lado, bajo la dirección general de Norge Cedeño, ex primer bailarín de Danza Contemporánea de Cuba, en la sala Covarrubias del capitalino Teatro Nacional, con una importante convocatoria de público.
Otro Lado es una agrupación de danza de pequeño formato, constituida por un trío de talentosos bailarines provenientes de los primeros rangos de Danza Contemporánea de Cuba. Fundada en julio de 2018, es la resultante de la más reciente atomización de la madre nutricia del género en la Mayor de las Antillas, cuando tres de sus solistas: Cedeño, Thais Suárez y Niosbel González Rubio, decidieron “complotarse” para iniciar una andadura artística independiente y riesgosa, especialmente en estos tiempos que corren. Su credo fundacional es desvelado en el programa de mano, al decir que “su trabajo se cimenta en un núcleo de creación más allá de una poética fija, donde la búsqueda y la experimentación profunda sirven como generadores de diferentes resultados en la escena”.
La primera acción pública de Otro Lado está expuesta en la breve pieza en un acto “Solo Segundos” (poco más de 60 minutos sin pausa), con coreografía de Norge Cedeño con la explícita colaboración de los otros dos intérpretes, Suárez y González Rubio. Cedeño, igualmente director general fundador del conjunto, se ha motivado para producir esta intensa creación en un híper dramático texto homónimo del reconocido escritor chileno-mexicano Alejandro Jodorowsky (del cual reproducimos aquí algunos párrafos).
La escritura coreográfica no deja respiro al espectador, como tampoco lo permite a los danzantes. La carga emotiva de discurso se complica con rebuscadas figuras corporales puntuadas con dinámicas reiterativas que, si bien revelan la contundencia de la “fisicalidad” de cada uno de los intérpretes, no siempre convence: la comunicación con el público se hace árida, y por momentos, la impositiva ejecución masculina opaca la presencia de la exquisita bailarina del trío (esto fue evidente en el breve dúo sobre música para piano de Chopin).
En poco más de una hora, logran una loable producción, con el apoyo eficaz del equipo técnico de esta instalación teatral, que supo integrar, con coherencia, los variados recursos escénicos implicados, sin entorpecer las entregas bailables: minimalismo en el diseño de vestuario y luces; video-animación novedoso, así como una lograda música original de la violinista Jenny Peña y Randy Araújo, interpretada en vivo sobre la escena por el Cuarteto Caribe Nostrum integrado por dos violines, viola, cello y piano. (Aquí, me atrevo a sugerir, para futuras reposiciones, concedan una mayor visibilidad de los músicos en el diseño de luces).
Texto de Jodorowsky: “Solo Segundos”
El sufrimiento emocional era tan intenso que el cuerpo entero me dolía; me sentía culpable de respirar. Todo lo que fui hasta ese momento había estallado en innumerables pedazos. Náufrago en esta inmensidad interior, descubro que lo invisible nos parece más real que lo visible y el tiempo menos posible que la eternidad.
En el fondo, el efecto es anterior a la causa y en esa otra realidad, el origen de los actos se encuentra también en los múltiples futuros del evento originario.
Quizás pasó todo en solo segundos…Quizás seamos el sueño que nadie ha querido soñar nunca, un pez clamando por la sed en el fondo de un lago…
Intento devolver a la memoria todo rayo de luz, mas me sé preso en el comienzo de todos los finales, inundado de sospecha por e hombre del espejo que nos mira.