Danza Contemporánea de Cuba

Poesía y filosofía bailan juntas

En su breve temporada en el Teatro Nacional de Cuba, la compañía presentó dos estrenos absolutos de creadores cubanos y una reposición británica. “Sacrificio”, de Laura Ríos, “Polvo, palabras, sombras, nada,” de George Céspedes y “Danzas de amor que se fue”, del británico Billy Cowie.

Deja un comentario Por () | 14/01/2022

“Danzas del amor que se fue”, del británico Billy Cowie, sobre textos de Federico García Lorca. Foto: Adolfo Izquierdo. Gentileza DCC.

“Danzas del amor que se fue”, del británico Billy Cowie, sobre textos de Federico García Lorca. Foto: Adolfo Izquierdo. Gentileza DCC.

Los sistemas estéticos del posmodernismo y el minimalismo están presentes con evidencia en la programación que propone la compañía estandarte de la danza más actual, Danza Contemporánea de Cuba, siempre bajo la dirección del ex bailarín y premio nacional de danza Miguel Iglesias. En la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba se presentaron dos estrenos absolutos de coreógrafos nacionales y una reposición británica. Se trata de “Sacrificio”, un solo femenino de la joven coreógrafa Laura Ríos; la obra coral “Polvo, palabras, sombras, nada”, basada en un concepto coreográfico de George Céspedes, inspirado en la poética persa de Omar Khayyam. Como pieza de apertura, Iglesias eligió reponer “Danzas del amor que se fue”, del británico Billy Cowie, sobre textos de Federico García Lorca.

La joven coreógrafa y bailarina Laura Ríos produjo una conmoción en la amplia y diversa audiencia que colmó la sala mayor de este complejo teatral. Esta vez, con su aforo limitado al 50% debido a la situación pandémica. Con la creación sado-masoquista del solo para una bailarina, la virtuosa Stephanie Hardy, demostró poseer una especial resistencia, pues bailó –a fondo- las tres obras en cartel de esa noche. En la obra de Ríos, de doce minutos intensos, todos los músculos y articulaciones de la frágil anatomía de Hardy participan del discurso coreográfico ambivalente y de su intertextualidad, que hubiera satisfecho a la ensayista Julia Kristeva. Ella desarrolla, en su desempeño, una asombrosa dinámica; coherente, formada por movimientos explosivos y otros de carácter más líricos, donde las transiciones fluyen interconectadas con frases en “staccatos”. Para ello, se beneficia con el apoyo musical original electroacústico creado por Iván Fernández Real, quien por momentos recordó sonoridades de altos decibeles experimentados por Karlheinz Stockhausen en décadas pasadas.

El coreógrafo George Céspedes creó “Polvo, palabras, sombras, nada”, inspirado en la poética persa de Omar Khayyam. Fotos: Adolfo Izquierdo. Gentileza DCC.

El coreógrafo George Céspedes creó “Polvo, palabras, sombras, nada”, inspirado en la poética persa de Omar Khayyam. Fotos: Adolfo Izquierdo. Gentileza DCC.

Después de un breve intermedio, pasamos al mundo filosófico y matemático preferente en las creaciones coreográficas recientes de George Céspedes, autor del segundo estreno absoluto de esta temporada de DCC, “Polvo, palabras, sombras, nada”.

El programa de mano intenta dar la clave del título, aunque no es explícito para ayudar al espectador en las diversas lecturas que esta obra arriesgada e inquietante puede provocar al entregarnos una cita del filósofo, matemático, astrónomo persa del siglo XII, Omar Khayyam: “El vasto mundo: un grano de polvo en el espacio. La vana ciencia de los hombres: palabras. Los pueblos, las bestias y las flores de los siete climas: sombras. El fruto de tu continua meditación: nada”. El propio Céspedes desvela aquí la evidente participación activa de los bailarines en la creación y desarrollo de este trabajo de 53 minutos de duración, con la dirección de autor. De lamisma manera que el concepto del vestuario minimalista en negro ejecutado por Vladimir Cuenca.

Esta creación de DCC (comisionada por Les Films Figures de Francia) cuenta con un dramático soporte musical debido al compositor francés Charles Camille Saint Saens (del cual se festeja su centenario), estructurado a partir de fragmentos pertinentes de varias obras sinfónicas, sometidas a una juiciosa edición musical por Alexis de la O Joya y de Céspedes.

Stephanie Hardy interpretó el solo “Sacrificio”, un estreno de Laura Rios. Foto: Yuris Norido. Gentileza DCC.

Stephanie Hardy interpretó el solo “Sacrificio”, un estreno de Laura Rios. Foto: Yuris Norido. Gentileza DCC.

Empero todo lo dicho no basta. Céspedes se lanza en picada a desentrañar, con su peculiar estilo a veces gimnástico, los célebres “Rubaiyat” (cuartetos) de la mencionada inescrutable personalidad persa, Omar Khayyam, con acentuada sensualidad en el minimalismo. Se suma la espectacularidad proactiva de los bailarines de ambos sexos: cambios constantes de formatos en los diseños coreográficos articulados en duetos, cuartetos, dúos, tríos o numerosos grupos de todo el elenco.

Este programa presentó como pieza apertura, una reposición de 32 minutos, la obra del británico Billy Cowie “Danzas del amor que se fue”, una interpretación de textos poéticos de Federico García Lorca entregada con virtuosismo por un conjunto de diez magníficas bailarinas. Apoyadas musicalmente por una partitura original del mismo Cowie, acentuada por las armonías vocales de Rowan Godel y Deborah Hay, con participación destacada de la cantante Daphne Scott-Sawyer, que consiguen embriagarnos con sus interpretaciones del cante, de madrigales, de zapateados, de soleares, o pasodobles que nos sumergen en los dos ríos de Granada: “uno de sangre” y el otro “de llanto”.

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