The Washington Ballet

Al ritmo del Rock & Roll

Desde el 16 hasta el 20 en el Sidney Harman Center for the Arts, de DC, la compañía capitaneada por Septime Webre presentó un espectáculo con obras del director, de Trey McIntyre y Christopher Bruce.

Deja un comentario Por () | 22/02/2011

Jonathan Jordan, de The Washington Ballet, en "High Lonesome" de Trey McIntyre. Foto: Steve Vaccariello. Gentileza de TWB.

Clásico, zapatillas de punta, glamur y rock furioso se entrelazan en este nuevo programa que el Washington Ballet presentó desde el 16 hasta el 20 en el Sidney Harman Center for the Arts, de DC. Tres obras con sello diferente, pero con intenciones similares; dejan de lado las etiquetas del ballet y se arriesgan al desafío de lo nuevo.

Septime Webre, director de la compañía por más de 10 años, ha logrado romper con esquemas clásicos, sin alejarse de lo clásico. Esta vez reunió obras de Trey McIntyre, “High Lonesome”; de Christopher Bruce, “Rooster”, y una creación propia que se estrenó por primera vez en 1996, “Fluctuating Hemlines”, para un programa que llamó “Rock & Roll”.

En “High Lonesome”, con música de Beck, McIntyre mostró un atractivo retrato de una época en la que se rompían las estructuras tradicionales. Con movimientos casi eléctricos, dinámicos y atléticos, los bailarines fundieron su energía en una pieza de alta exigencia física.

Excelente trabajo el de Sona Kharatian, que de manera simbólica cumplía el rol de madre en esta propuesta coreográfica que, según apunta el programa de mano, es una suerte de retrato de la propia familia del coreógrafo. Jared Nelson, un bailarín capaz de transitar de lo clásico a lo contemporáneo sin dificultades, permitió confirmar, una vez más su compromiso interpretativo y su calidad como bailarín. Mientras el atlético Jonathan Jordan, en su rol de adolescente, logra momentos interesantes, tanto desde su desempeño físico como en su caracterización.

Webre, y su “Fluctuating Hemlines”, no deja de lado su humor y su osadía en esta obra que comienza con caricaturas de una sociedad artificiosa. Mujeres con ridículas pelucas entran y salen de la escena, por momentos se transforman, se quitan los atuendos ficticios y quedan al descubierto.

Música en vivo de Tigger Benford, interpretada magníficamente por el grupo Native Tongue, la obra va adquiriendo una gran intensidad rítmica en la que los bailarines ponen a prueba su energía y sus habilidades actorales.

Con una mueca, los hombres, con sacos de terciopelo, se desplazan de un lado a otro del escenario, mientras las mujeres, de negro, establecen una especie de diálogo con distintas intencionalidades e intensidades. En “Rooster”, la música de los Rolling Stones se convierte en el eje de esta obra en la que se suceden situaciones de encuentros y desencuentros entre las parejas.

Con un humor sutil, esta pieza no sólo requiere destreza y sensualidad, sino también una fuerte habilidad para la mímica en la que parecería que los gallos (tal es la traducción de rooster) estuvieran al acecho de las gallinas. Sin embargo, Christopher Bruce, logra ensamblar los momentos de lirismo y de intensidad musical con claridad y consistencia.

Pero más allá de las obras, los que brillaron en este “Rock & Roll” fueron los bailarines, quienes mostraron no sólo un alto nivel físico sino también una clara comprensión de la propuesta coreográfica de cada uno de los creadores. Sólidos y precisos, lograron cautivar al público con la calidad de danza y con la cohesión del grupo. Sin duda, otro logro más de Webre.

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