CND-Gala homenaje a Maya Plisetskaya

Embrujo clásico en la Alhambra

La figura de la Prima Ballerina Assoluta y directora del Ballet Lírico Nacional de España (1987-1990), fue recordada con una extensa gala ofrecida por la compañía dirigida por José Carlos Martínez en los jardines del Generalife. El espectáculo tuvo a Alicia Amatriain como invitada.

Deja un comentario Por () | 27/06/2016

La Gala homenaje a Maya Plisetskaya finalizó con "Raymonda divertimento", adaptación del clásico por José Carlos Martínez. Teatro del Generalife, Granada, 20 junio 2016. Fotografía gentileza de José Albornoz/ Festival de Granada.

La Gala homenaje a Maya Plisetskaya finalizó con “Raymonda divertimento”, adaptación de José Carlos Martínez, el 20 de junio en el Teatro del Generalife, Granada. Foto gentileza José Albornoz/ Festival de Granada.

La extensa carrera profesional de Maya Plisetskaya (1925-2015) también incluyó una breve etapa en la dirección del Ballet Lírico Nacional de España. La Prima Ballerina Assoluta estuvo al frente de la actualmente denominada Compañía Nacional de Danza (CND), de 1987 a 1990. Por eso, la formación dirigida por José Carlos Martínez ha querido tributar un homenaje a la diva rusa. La 65ª edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada fue el marco idóneo para echar a andar la Gala homenaje a Maya Plisetskaya, que en época navideña recalará en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid.

Con una duración de dos horas y media, la Gala homenaje a Maya Plisetskaya fue un espectáculo variado, que recordó a la estrella rusa en algunas piezas del programa y, sobre todo, alternó pasos a dos con piezas grupales, en una clara intención de subrayar la labor del conjunto capitaneado desde hace un lustro, por la estrella retirada del Ballet de la Ópera de París. Desde el punto de vista estilístico, el espectáculo primó el lenguaje clásico/neoclásico en diversas escuelas y líneas interpretativas, aunque hizo algún guiño al contemporáneo.

Haruhi Otani y Aitor Arrieta, "Cisne Negro". Foto José Albornoz/ Festival de Granada.

Haruhi Otani y Aitor Arrieta, “Cisne Negro”. Foto José Albornoz/ Festival de Granada.

En el mágico enclave del teatro al aire libre en los Jardines del Generalife de Granada, con unas espectaculares vistas la Alhambra, y con la luna llena asomándose como espectadora de lujo, arrancó la Gala homenaje a Maya Plisetskaya con “In the night” (1970), de Jerome Robbins. Tres parejas con tres temperamentos diferentes en la ejecución, unidos en el cuadro final a modo de coda. El primer recuerdo de la velada a la estrella rusa fallecida vino con el paso a dos de “El cisne negro” (1895), extraído del tercer acto de “El lago de los cisnes” y creado por Marius Petipa. Toda apuesta conlleva un riesgo inherente y, en esta ocasión, la voluntad inequívoca de Martínez por dar la oportunidad a la cantera no cubrió todas las expectativas deseadas. Más allá de la técnica, Haruhi Otani (19 años) no supo dotarle del carácter magnético, maléfico e intrigante a Odile, mientras que Aitor Arrieta (21 años) simplemente no tuvo un buen día, porque hasta los tour en l’air que tan bien borda por su pasado en la danza tradicional vasca, no estuvieron a la altura de un bailarín que está llamado a volar alto, más pronto que tarde.

Por su parte, Alicia Amatriain, Primera Bailarina del Stuttgart Ballet, debutó como invitada de la CND, con el icónico paso a dos del balcón de “Romeo y Julieta” (1962), con coreografía de John Cranko (1927-1973), en la que para muchos expertos es la mejor versión en ballet de la tragedia shakesperiana. Con el Primer Bailarín del Staatsballett de Berlín Mikhail Kaniskin como partenaire, la premiadísima bailarina vasca realizó una exquisita interpretación de Julieta, llena de matices, y sobre todo, flotó en los brazos de su compañero, porque si algo tienen los ballets narrativos de Cranko es una dificultad extrema en todo el trabajo de portés. Una buena salva de aplausos certificó la buena acogida del bellísimo e impecable paso a dos.

Mikhail Kaniskin y Alicia Amatriain, "Romeo y Julieta". Foto José Albornoz/ Festival de Granada.

Mikhail Kaniskin y Alicia Amatriain, “Romeo y Julieta”. Foto José Albornoz/ Festival de Granada.

Y de la ganadora del Premio Benois de la Dance 2016 a la Mejor Bailarina, al trabajo del coreógrafo también laureado en el Teatro Bolshoi de Moscú, el pasado mes de mayo: Johan Inger y su “Carmen” (2015). En su día, allá por 1967, Maya Plisetskaya estrenó “Carmen Suite”, con coreografía del cubano Alberto Alonso y arreglos musicales de su marido Rodion Shchedrin sobre la partitura original de Georges Bizet. La figura rusa convirtió esta pieza en una de sus cartas de presentación. Casi medio siglo después, la CND estrenó la personal visión de Inger sobre la novela de Prosper Mérimée, en la pasada temporada. De corte muy contemporáneo, la “Carmen” del creador sueco busca cambiar el foco de atención e invita a ver la historia con los ojos de un niño. Tras el embrujo del enamoramiento inocente entre los amantes de Verona de la pieza anterior, la gitana de Etxalar puso el acento más carnal y sensual en los avatares del amor. Buena muestra de la labor del elenco más contemporáneo de la CND, con la islandesa Emilía Gisladöttir en la piel de Carmen y Daan Vervoort como el atormentado Don José.

La segunda parte se inició con la “Suite número 2, op.17, III Romance”, del tristemente desaparecido Uwe Scholz (1958-2004). Gran admirador de la figura y del trabajo de John Cranko, Scholz desarrolló en su corta trayectoria una singular habilidad para los denominados ballets sinfónicos, contando como musa con la catalana Roser Muñoz. De una acusada y endiablada musicalidad extrema, las piezas de Scholz exigen una precisión cuasi matemática a los intérpretes para no dejarse en el tintero ni una semicorchea. En contraste a la pieza anterior, el clásico volvió de la mano de “Le Corsaire” (1856), con la asentada YaeGee Park y el jovencísimo Ángel García Molinero, quien le echó muchos arrestos a su esclavo Alí. La dificultad de los grandes clásicos es que los balletómanos cuentan en su retina y memoria con interpretaciones célebres de grandes iconos del ballet. Resulta muy complicado enfrentarse a ellas y emular a nombres del Olimpo del ballet.

Álvaro Madrigal, "El cisne". Foto José Albornoz/ Festival de Granada.

Álvaro Madrigal, “El cisne”. Foto José Albornoz/ Festival de Granada.

Aunque fijada en la mente de los espectadores a través de la interpretación de Igor Yebra, “El cisne” (2000) supuso el feliz debut de Álvaro Madrigal en otra pieza grande, tradicionalmente asociada a Maya Plisetskaya: “La muerte del cisne”. Esta versión masculina de la obra estrenada por Anna Pavlova en 1905, fue creada por Ricardo Cue, íntimo amigo de la última Assoluta de la era soviética, para una gala en su homenaje. Los últimos estertores de un cisne parecen requerir de un bailarín con cierto poso y edad, sin embargo, Madrigal estuvo espléndido en su debut de esta pieza que necesita un sutil equilibrio entre la técnica clásica y la interpretación del rol, para alcanzar el clímax del agonizante ánade. Muchos bravos gratificaron la actuación del sevillano.

De tono bastante diferente a su primera intervención en el espectáculo, Alicia Amatriain ofreció la obra “Allure” (2012), del emergente coreógrafo argentino Demis Volpi, autor también de “The soldier’s tale”, obra por la que la bailarina donostiarra recibió el Premio der Faust, el pasado mes de noviembre. Sobre la música de Nina Simone, Amatriain dibujó un instante efímero en una mujer, todo ello en lenguaje contemporáneo y con las posibilidades técnicas que le ofrecen su versatilidad interpretativa. Aun no siendo una pieza de gala, lo mejor resultó comprobar cuánto disfruta la estrella guipuzcoana sobre un escenario.

El cierre de la Gala homenaje a Maya Plisetskaya fue majestuoso, gracias a “Raymonda divertimento”, suite de José Carlos Martínez presentada en 2013, sobre el clásico de Marius Petipa (1898). Pieza de conjunto y excelente declaración de intenciones del cartagenero de hacia dónde debe dirigirse la compañía nacional de un país: desde este clásico hasta el contemporáneo con el que finalizó el primer acto. Curiosamente y tras el magno despliegue estilístico, con mayor o menor acierto, y sobre todo, tras el trabajo exhaustivo de la CND en una velada extensa, variada y compleja, los aplausos del público –entre el que se encontraba Iñigo Méndez de Vigo, Ministro de Educación, Cultura y Deporte, en funciones- congregado en el Teatro del Generalife no correspondieron en cantidad e intensidad con el espectáculo ofrecido por la formación. Supo a poco el aplauso del respetable granadino, aunque siendo la 1.00 hora de la madrugada cuando finalizó la Gala homenaje a Maya Plisetskaya, quizás se entienda por la premura de regresar al hogar para conciliar el sueño en la cálida noche.

La CND interpreta "Carmen", coreografía de Johan Inger, reciente Premio Benois de la Danse. Teatro del Generalife, Granada, 20 de junio 2016. Fotografía gentileza de José Albornoz/ Festival de Granada.

La CND interpreta “Carmen”, coreografía de Johan Inger, reciente Premio Benois de la Danse en el Teatro del Generalife, Granada. Foto gentileza José Albornoz/ Festival de Granada.

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