Danza Contemporánea - Cuba

Los modernos invaden la escena habanera

Durante los dos primeros meses del año, tres compañías se presentaron en La Habana: Zenon Dance de Minnesota, y las cubanas Malpaso y Danza Contemporánea de Cuba. Con novedosas propuestas estéticas, hubo un estreno mundial de Annabel López-Ochoa, y coreógrafos invitados.

Deja un comentario Por () | 16/02/2016

Danza Contemporánea de Cuba presentó el estreno mundial de "Heterodoxo", de Anabel López-Ochoa. Foto: Nancy Reyes. Gentileza NR.

Danza Contemporánea de Cuba presentó la premiere de una obra de contenido político, “Heterodoxo”, de Annabel López-Ochoa. Foto: Nancy Reyes. Gentileza NR.

La danza contemporánea acapara las carteleras de la capital cubana estos dos primeros meses del año que comienza. Primeramente, una compañía norteamericana residente en Minnesota y, luego, dos compañías locales con sede en La Habana conquistaron el entusiasmo de un público heterogéneo, mayoritariamente juvenil, ávido de  novedosas propuestas. Los programas que se presentaron fueron acometidos con vigor, profesionalidad y pasión en cada uno de los variados títulos presentados. Ya sea por sus estilos coreográficos como por el discurso de los temas abordados en esta ocasión.

La compañía Zenon Dance, fundada y dirigida desde 1983 por Linda E. Andrews en Minneapolis, Minesota, pudo presentarse en el rescatado teatro Martí, poseedor de una hermosa sala de estilo italiano decimonónico. Esta agrupación estadounidense cuenta con un variado repertorio.

La presentación surgió a raíz del éxito de la obra “Coming Home” (Volver a casa), del coreógrafo cubano Osnel Delgado en agosto de 2014 en Minnesota. La compañía, a su vez, aprovechó su estancia habanera para “profundizar la conexión artística y cultural” con Delgado y su compañía Malpaso, como también con el público cubano.

La pieza de Osnel Delgado fue la más relevante (y aplaudida) del programa presentado aquí. En este “proceso creativo” entre un creador cubano y bailarines foráneos que recién se conocían, en solo diez días, fue acertado utilizar el pretexto de “jugar a la pelota”, es decir el baseball. Juego que, si bien nació en los Estados Unidos llegó a enraizarse en la isla a mitad del siglo XIX. Sin embargo, no constituye el tema central de “Coming Home”. En este desafío personal de Delgado, las tradiciones están presentes en las articulaciones del fraseo coreográfico, de enorme exigencia física, a la pasar del lirismo y lo vertiginoso, con la intención de recrear metafóricamente las posturas arquetípicas en la práctica del  béisbol. Delgado utiliza un soporte musical elaborado por él mismo.

En este programa se destaca también el dúo “My Very Empty Mouth” (Mi boca muy vacía), con coreografía de Wynn Fricke en colaboración con los bailarines, sobre música original de David Lang. Fricke entrega una pieza de claras referencias erótico-lésbicas de gran fuerza dramática, no exenta de una hermosa sensualidad y dominio corporal. El diseño de luces de Mike Grogan, mostró las astucias necesarias para delinear, en la brevedad de la obra, las sugestiones de Fricke.

La última obra fue una coreografía grupal de Danny Buraczeki, de 1999, con el sugerente título bíblico de “La Rueda de Ezequiel” (Ezekiel´s Wheel),  donde deslumbró la solista Mary Ann Bradley por su interpretación dramática y ejecución precisa al recrear corporalmente la voz icónica del poeta James Baldwin. La pieza se basa en una grabación en off de su elegía “Another Country”, apoyada por la banda sonora de Peter Jones a partir de los “Baldwin Blues” de Philip Hamilton. A pesar de los esfuerzos, las debilidades técnicas del cuerpo de baile no lograron hacer trascender la imagen bíblica sugerida por el coreógrafo. El movimiento circular de lucha y la búsqueda de la tolerancia en el discurso de Baldwin no llegó en toda su elocuencia.

Zenon Dance, de MInesota llevó a Cuba "Coming Home" de Osnel Delgado. Froto: Buby. Gentileza Buby.

Zenon Dance, de MInnesota, Estados Unidos, llevó a Cuba “Coming Home” de Osnel Delgado. Froto: Buby. Gentileza Buby.

Compañía de danza Malpaso

Nuevamente, el teatro Martí acogió el siguiente fin de semana a la compañía Malpaso, fundada hace menos de un lustro por el bailarín y coreógrafo Osnel Delgado. La agrupación, de corta andadura, ya es reconocida allende los mares, a tenor de la buena repercusión en los medios de comunicación especializados, dentro y fuera del país. Está auspiciada por la filial cubana de la germana Fundación Ludwig, por la Embajada de Noruega en Cuba, y otras entidades afincadas en la isla.

De las tres obras programadas para esta la primera temporada del grupo en 2016, “Bad Winter” del coreógrafo invitado Trey McIntyre era la novedad. McIntyre se formó como bailarín en la Academia de Ballet de Houston, pero muy pronto, en 1989, se desempeñó como coreógrafo aprendiz en esta misma institución. Después, al integrarse de lleno a la coreografía, desde 1995 logró estrenar piezas en compañías profesionales importantes de los Estados Unidos, hasta que decidió fundar en 2005 el Trey McIntyre Project. Actualmente,  ha enfocado su carrera hacia la experimentación en las artes visuales como documentalista.

La producción del dúo llamado “Bad Winter” estuvo encargado a un equipo estadounidense de experiencia y dominio de las nuevas tecnologías, eligiendo como soporte musical eficaz creaciones del The Cinematic Orchestra Arthur Tracy. Lo cual contribuyó a otorgar la adecuada relevancia a una serie de reiterada gestualidad, y así potenciar la interpretación de los solistas, a pesar de la brevedad de la pieza en cuestión.

Ha sido muy gratificante para los numerosos aficionados como a los especialistas rencontrarse y disfrutar de “Ocaso”, uno de los primeros dúos creados por Osnel Delgado para su agrupación, donde se lo vio en todo su potencia como intérprete. Junto él, la juvenil Daite Carrazana, elegante y precisa, sin menoscabo de su fuerza expresiva en su baile. Como cierre del espectáculo, otra obra apreciada de Delgado (con la colaboración de sus bailarines), “24 horas y un perro”, con el estupendo soporte musical del laureado pianista y compositor Arturo O´Farrill junto a su ensamble jazzístico, con arreglos de conocidos ritmos cubanos. Esta obra, estructurada en siete momentos rítmicos, es el resultado de una colaboración y complicidad artística entre el coreógrafo y el músico.

Danza Contemporánea de Cuba

El director de DCC, George Céspedes, recuperó para el repertorio su creación "Matria Etnocentra". Foto: Nancy Reyes. Gentileza NR.

El director de DCC, George Céspedes, recuperó para el repertorio su creación “Matria Etnocentra”. Foto: Nancy Reyes. Gentileza NR.

Después de poco más de tres años ausentes de su escenario habitual, la Sala García Lorca del Gran teatro de La Habana Alicia Alonso  -por los motivos conocidos de su restauración y renovación-, la compañía Danza Contemporánea de Cuba (DCC), siempre bajo la  exigente dirección general del ex bailarín Miguel Iglesias, retorna con un atractivo programa. En esta primera temporada presentaron dos estrenos mundiales y tres reposiciones. Así como también, una nueva hornada juvenil de bailarines recién egresados de la Escuela Nacional de Danza, que -con urgencia- cubren las plazas abandonadas por una docena de antiguos miembros.

La joven coreógrafa colombo-belga Annabel López-Ochoa (actualmente requerida por varias importantes compañías de las cuatro esquinas del planeta), estuvo invitada para el montaje de una nueva pieza, e invirtió parte de su tiempo en el rescate de su precedente título, “Reversible”, asistida por la cubana Yoerlis Brunet. Esta última trabajó, igualmente, junto al coreógrafo George Céspedes en la recuperación para el repertorio de dos de sus creaciones: “Identidad – 1″ y “Matria Etnocentra”. Ambas con diseños grupales articulados matemáticamente, los cuales trascienden los tópicos al uso de los avatares de género, los juegos entre rivales, o las concepciones acerca del sentido de pertenencia nacional.

“Heterodoxo” (estreno mundial), según su autora López-Ochoa, es una pieza motivada por los recientes ataques cometidos en París, el pasado diciembre, por los grupos islamistas radicales vinculados al ISIS, que están insertados en la sociedad civil francesa, u otras de Europa.

Sobre la escena iluminada, están en pose 16 bailarines solistas de ambos sexos uniformados con vestimenta militar de camuflaje, los cuales se agitan vertiginosamente, luego en cámara lenta o con pasos marciales, diseñados por Vladimir Cuenca. En apenas 27 minutos, la atmósfera creada mantiene en vilo al espectador, con una mezcla de emociones angustiosas e inquietantes en desarrollo, hasta su desenlace imprevisible. El eficaz soporte musical resultó de un collage que incluyó piezas corales en creole, cubanas, y temas de películas, entre otras. La respuesta del público fue positiva, mas con un evidente acento de desconcierto.

El segundo estreno anunciado, “Cenit” de Laura Domingo –egresada de la Escuela nacional de ballet y dotada de un real talento para la escritura poética-, logra convencer con su talento para la creación de este trío de sólo siete minutos. Los tres bailarines, un hombre y dos mujeres, desarrollan coherentemente su discurso cual un ménage á trois. Si bien la paleta de su vocabulario revela su formación clásica, no se muestra encorsetada, y consigue explayarse a la hora de comunicar sentimientos, pasiones íntimas en esta concentrada miniatura coreográfica cargada de virtuosismo. Un punto a su favor ha sido la elección de la pieza para guitarra “La catedral”, del desaparecido genio paraguayo Agustín Barrios “Mangoré”.

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