Acosta Danza

Una década con alto voltaje

En septiembre, el Teatro Nacional de Cuba acogió las presentaciones de “Una década en movimiento”. Tres funciones en las que la compañía fundada por Carlos Acosta celebró sus primeros 10 años, y subió a escena varias piezas que representan la diversidad de su repertorio.

Deja un comentario Por () | 13/10/2025

“De punta a cabo”, una icónica obra de Acosta Danza con coreografía de Alexis Fernández y Yaday Ponce. Fotos: Yuris Nórido. Gentileza Acosta Danza.

“De punta a cabo”, una icónica obra de Acosta Danza con coreografía de Alexis Fernández y Yaday Ponce. Fotos: Yuris Nórido. Gentileza Acosta Danza.

Después de una larga ausencia de los escenarios de la capital cubana, retornó a su Habana natal el ennoblecido Sir Carlos Acosta, eximio ídolo de oro del ballet cubano, para recibir los merecidos reconocimientos por haber mantenido con “alto voltaje” la compañía Acosta Danza. Fundada hace ya una década, la agrupación siguió demostrando, con pasión y sólida formación técnica, su rigor y ductilidad en la ejecución de la diversidad de propuestas coreográficas, no exentas de dificultades. Sin embargo, Acosta Danza ha logrado sostener la madurez profesional del elenco y el interés del público en el repertorio.

Carlos Acosta sorprendió con su espíritu artístico perseverante, si tenemos en cuenta que hace algunos años era director artístico de una importante compañía inglesa, el Royal Birmingham Ballet. Superado todo encumbramiento, Acosta se comprometió en ofrecernos (solo tres funciones) un programa sugerente conformado por reposiciones y estrenos, de creadores locales y foráneos, necesariamente interpretados por 14 bailarines bisoños, nacionales, recién egresados de la academia de la propia compañía.

En septiembre, el Teatro Nacional de Cuba acogió las presentaciones de “Una década en movimiento” en su sala mayor, la Avellaneda, con un aforo para unos tres mil espectadores, que desbordaron las capacidades y respondieron con ovaciones en pie cada noche, curiosamente un público juvenil, más allá de los fans habituales del género.

Carlos Acosta en el saludo final de su compañía exhibe un cuadro simbólico de una de las deidades cubanas. Fotos: Yuris Nórido. Gentileza Acosta Danza.

Carlos Acosta en el saludo final de su compañía exhibe un cuadro simbólico de una de las deidades cubanas. Fotos: Yuris Nórido. Gentileza Acosta Danza.

Sin embargo, hubo luces y sombras en las calificaciones del valor artístico y creativo de los títulos presentados, que se pudieron etiquetar de desiguales. Como dato curioso, se afirmaba en ellos el hecho del trabajo coreográfico coral, cuando en el programa de mano se omitió el apellido de los danzantes. ¿Acaso algunos de ellos serían los solistas del mañana?

La pieza de apertura, tal vez la de más altos quilates, “La Ecuación”, del notable coreógrafo cubano George Céspedes (también diseñador teatral), había sido estrenada previamente por miembros de Danza Contemporánea de Cuba. En ella, tres bailarinas y un bailarín demostraron con sólida técnica y precisión musical (música de X Alfonso) el apego del creador a los elementos matemáticos al elegir como base el cubo de Rudolf Laban, autor de la “Labanotation”, para transformarlo en la mente humana y, a partir de ahí, filosofar desde el movimiento: “sobre la existencia del ser humano y la eterna búsqueda de la verdad personal”. La iluminación, por el diseño de luces de Erik Grass, fue fundamental para su éxito.

A continuación, el público se enfrentó a otro discurso coreográfico minimalista, debido a un creador invitado de la península ibérica, el joven Javier de Frutos, en ascenso entre los talentos europeos del arte coreográfico de vanguardia, quien se mostró desafiante con su obra “98 días”, para conseguir una entrega lírica y conmovedora del poema “Son de negros en Cuba”, de Federico García Lorca, donde reflejó los momentos culminantes de sus 98 días en la mayor de las Antillas en 1920. La obra tuvo un acertado soporte musical donde intervino Estrella Morente, según versiones de Michael Nyman, sobre poemas de Juan de la Cruz: “El pregón de las moras” y “Calle del aire”. La iluminación diseñada por el propio Frutos y Pedro Benítez se transformó en protagonista. No obstante, su intención primaria de “imaginar” lo que había sucedido entonces, con total libertad, param entregarnos el “paisaje impresionista” de aquellos momentos, no fue conseguida.

Como segunda parte del programa, Acosta Danza ofreció la creación del español Goyo Montero, “Llamada”, con la cual retornó a la escena cubana con un discurso revelador de su fibra sensible, casi mágica, algo así como una segunda parte de su pieza precedente “Imponderable”, donde trajo a discusión el concepto de género, entonces “cada vez más diversificado”, donde se añadieron las múltiples maneras de vivir, al aceptar la diversidad sexual en todos sus matices. Su título mismo subrayaba “un término del baile flamenco que define el momento en el cual se producirá un cambio”. En la puesta en escena, con la manipulación eficaz del vestuario de Ángelo Alberto, se sugiere el interrogante: ¿por qué el mundo se sigue viendo masculino y femenino? ¿Hasta qué punto ser diferente es un ataque a las costumbres sociales?

Para el cierre, Carlos Acosta y su equipo de producción eligieron el título “De punta a cabo”, en versión de Yaday Ponce (bailarina y maestra principal) sobre la original de Alexis Fernández (Maca). Una suerte de movimientos vinculados a la fusión musical de la banda sonora, que fue desde lo más tradicional hasta lo actual (Kumer, Kike Wolf, a partir de “La Bella Cubana” de White, X Alfonso y Omar Sosa). Las realidades de lo cotidiano en la vida del cubano se vieron más sintetizadas, con su imbricación lograda con las proyecciones de imágenes en video de X Alfonso localizadas en el Malecón habanero, como contribución inteligente al ritmo dancístico urbano. Es decir, estuvimos en presencia de un coherente divertimento donde se reflejaron los conceptos fundamentales de esta agrupación, como la variedad de diferentes técnicas y estilos que dieron nacimiento a la compañía Acosta Danza. Su permanencia en la escena cubana e internacional depende de la vitalidad creativa de su fundador, Carlos Acosta, y de los futuros reconocimientos de sus coterráneos.

Acosta Danza abrió sus presentaciones con “La Ecuación”, del notable coreógrafo cubano George Céspedes. Fotos: Yuris Nórido. Gentileza Acosta Danza.

Acosta Danza abrió sus presentaciones con “La Ecuación”, del notable coreógrafo cubano George Céspedes. Fotos: Yuris Nórido. Gentileza Acosta Danza.

Dejar un comentario