Ballet Across America

Nuevos Aires invaden el ballet

En el ciclo 2019 este tradicional encuentro con la danza de los Estados Unidos trajo a escena dos compañías históricas: Dance Theatre of Harlen y Miami City Ballet. Fundadas por Arthur Mitchel y Edward Villella, y ahora, dirigidas por dos mujeres, Virginia Johnson y Lourdes López.

Deja un comentario Por () | 07/06/2019

Dance Theatre of Harlem presentó “Dougla”, en esta nueva edición de Ballet Across America en el Kennedy Center. Foto: Rachel Neville. Gentileza JFKC.

Dance Theatre of Harlem presentó “Dougla”, en esta nueva edición de Ballet Across America en el Kennedy Center. Foto: Rachel Neville. Gentileza JFKC.

Ballet Across America trajo este año dos compañías históricas en el país, tanto por sus orígenes como por su trayectoria. Esta vez, la serie propuesta por el al Kennedy Center rompió en cierta forma con el esquema habitual en el cual varias compañías de diferentes partes de los Estados Unidos se reunían en Washington para mostrar sus trabajos, pocas veces vistos en la ciudad. Y lo más interesante de todo es que compartían escenario en una misma función.

Esta vez, la propuesta fue diferente, pero no menos atractiva. Desde el norte y desde el sur de la costa Este del país llegaron el Dance Theatre of Harlen (DTH) y el Miami City Ballet (MCB). Ambas, fundadas por dos destacados bailarines de la troupe de George Balanchine, Arthur Mitchel y Edward Villella, y ahora, ambas, dirigidas por dos mujeres, también formadas en las filas de Mr. B, Virginia Johnson y Lourdes López.

Los dos ensambles, rompieron la tradición y se presentaron en forma separada un día cada uno. Solo el viernes 31 de mayo compartieron escenario. Esta propuesta de presentar solo dos compañías tuvo también su encanto y también ese dejo de nostalgia por los que se fueron.

Hace 50 años que Mitchel, el primer bailarín afroamericano que integró el New York City Ballet, durante la dura época de la lucha por los derechos civiles, fundó la primera compañía integrada por bailarines afroamericanos. Hoy, la troupe es un símbolo de la diversidad y la inclusión.

El DTH abrió el programa con la obra de la coreógrafa afroamericana Dianne McIntyre, “Change”, de 2016, con música gospel interpretada por el coro Spelman College Glee Club. La pieza, solo para tres mujeres, tiene predominio de tonalidades en negro, beige y marrón. Esas tres mujeres, que en un rito casi tribal se ensamblan a través de diferentes secuencias construyen esta interesante obra, intensa y dramática dentro de la abstracción.

“Passage” de Claudia Schreier, con música del violinista Jessie Montgomery también puso su impronta reflexiva acerca de un mundo que no ha podido desembarazarse totalmente del estigma de la discriminación. La obra, de 2019, fue encargada por el Virginia Arts Festival para celebrar los 50 años del DTH y en conmemoración de los 400 años de la llegada de los primeros esclavos africanos. Diseñada para 12 bailarines, Schreier logra controlar con inteligencia las distintas secuencias y combinaciones de movimientos sobre una partitura casi dodecafónica de la que se desprenden bellas imágenes y movimientos.

Para el final, “Dougla”, de Geoffrey Holder, también autor de la música, rompe con la estricta estética Balanchiniana y se inserta en un concepto más tribal, ritual y visceral que reúne a los 20 bailarines de la troupe. Estrenada en 1974, la obra tiene una dinámica arrolladora en la que los bailarines dejan el alma.

Desde Florida

Ballet Across America_Miami City Ballet dancers in Brahms-Handel_Choreography by Jerome Robbins & Twyla Tharp_Performed by Miami City Ballet_Photo by Alexander Iziliaev

El Miami City Ballet en “Brahms-Handel”, una coreografía de Jerome Robbins y Twyla Tharp, estrenada por primera vez en 1984. Foto: Alexander Iziliev. Gentileza JFKC.

El programa del MCB, tan intenso como el del DTH trajo una de las joyas de Balanchine, “Walpurgisnacht Ballet ”, con música de “Fausto” de Charles Gounod. Este ballet que lo estrenó el NYCB en 1980, está inspirado en una celebración folclórica germana. Katia Carranza y Rainer Krenstetter, quien debutó en el rol, asumieron los protagónicos de esta obra magnífica en cuanto a belleza y estructura. Ambos impecables, acompañados por un cuerpo de baile, también impecable, cuidado y preciso.

De Kenneth MacMillan, llegó el “Carrousel pas de deux”, una pieza al mejor estilo MacMillan, con magníficas levantadas y una teatralidad conmovedora. Jenifer Lauren y Chase Swatosh, interpretaron esta obra con suma delicadeza.

“Heatscape”, del joven coreógrafo Justin Peck, quien ha comenzado a dominar la escena de la danza etadounidense, trae frescura, humor y dinamismo, al tiempo que utiliza interesantes efectos de iluminación y un decorado casi Zen, creado por Shepard Fairey y ObeyGiant.com. Dúos, tríos, escenas grupales, hacen que los bailarines corran en escena con distintas velocidades, despojados de los guiños de la danza clásica y profundizando más los códigos de la danza callejera y juvenil.

Para el final, el MCB optó por una obra conjunta de dos popes de la danza: Jerome Robbins y Twyla Tharp. Una colaboración única de ambos coreógrafos, estrenada en 1984 por el NYCB. Veintiocho bailarines, con atuendos en azul y verde diseñados por Oscar de la Renta, el famoso diseñador de modas, hacen un despliegue de talento, precisión y bravura en esta bella creación que no sólo se apodera de la nostalgia sino que, por momentos, hace sentir que “todo tiempo pasado fue mejor”. ¿Será así?

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