XX Festival de Danza en Paisajes Urbanos

Dos décadas en las calles habaneras

En la capital cubana coincidieron por primera vez otros dos eventos de peso internacional, el décimo DV Danza Habana y la cuarta edición del Proyecto Tránsitos. Espectáculos, estrenos mundiales, y medios audiovisuales se mezclaron con nuevas tecnologías.

Deja un comentario Por () | 12/05/2015

La cuarta edición del Proyecto Tránsitos, colaboración cubano-escandinava entre Danza-Teatro Retazos y Memory Wax, presentó “Crisálida”, del coreógrafo cubano  Miguel Azue. Foto: Héctor Drago.

La cuarta edición del Proyecto Tránsitos, presentó una colaboración cubano-escandinava entre Danza-Teatro Retazos y Memory Wax, con la obra “Crisálida”, del coreógrafo cubano Miguel Azue. Foto: Héctor Drago.

Por primera vez en dos décadas el XX Festival Internacional de Danza en Paisajes Urbanos: Habana Vieja en Movimiento, realizado en las calles, plazas y museos del centro histórico de la capital cubana coincide con otros dos eventos. Y se asemeja a un tríptico que conjuga espectáculos y  medios audiovisuales con nuevas tecnologías:  el décimo DV Danza Habana y la cuarta edición del Proyecto Tránsitos, fructífera colaboración cubano-escandinava que contó con el auspicio de la Unión Europea. Como consecuencia del trabajo creativo conjunto de la compañía Danza-Teatro Retazos y de la sueca Memory Wax, surgió el estreno mundial de “Crisálida”, del coreógrafo cubano residente en Malmo, Miguel Azue, y la hábil labor dramatúrgica del premio nacional de danza, Isabel Bustos.

Esta pieza, multidisciplinaria y polisémica, abrió y clausuró estas jornadas artísticas nutridas por 27 agrupaciones de danza provenientes de unos doce países y la participación de la mayoría de los grupos de danza locales, tanto folclóricos como de danza contemporánea. Todo esto arropado por numeroso público donde se confundían aficionados, turistas y los entusiastas vecinos de la localidad. Los integrantes de la audiencia participaron gozosos en los discursos interactivos presentados por los artistas, durante una semana desde las 3 pm a las 12 de la noche.

“Crisálida” creación de Miguel Azcue, es la segunda con su firma en estas propuestas “callejeras”. Foto Héctor Drago.

“Crisálida” creación de Miguel Azcue, es la segunda con su firma en estas propuestas “callejeras”. Foto Héctor Drago.

“Crisálida” es una acertada creación de Azcue (la segunda con su firma en estos “callejeros”), cuyo presupuesto ideo-estético está definido en unas líneas del programa de mano. “Es una exploración creativa que no se plantea límites entre herramientas expresivas (…) es una obra de danza para la calle, donde elementos de la pantomima, la danza aérea, el hip-hop y el folklore (afrocubano) se combinan, creando personajes que van de lo caricaturesco a lo existencial”.

En su dramaturgia se evidencia la impronta de Bustos, donde teatro-danza se impone en no pocas escenas de los 70 minutos de este lúcido, osado y lúdicro espectáculo coral, en el cual se mezclan lo onírico de escenas cotidianas, recuerdos y deseos. Allí los individuos-personajes buscan con humor, ironía y poesía su sentido de pertenencia.

Azcue es un febril consumidor de lo que sucede en la danza global, particularmente en los albores del siglo XXI. Experimenta con la llamada non-danse francesa, de la cual se observan guiños de ciertas creaciones prístinas de Philippe Genty o del franco-húngaro Joseph Nadj. Máscaras, espejos, pelucas, intercambios de géneros, fábulas con animales (tal las aplicaron La Fontaine y Esopo), salpicadas con la irrupción sorpresiva de una chica enmascarada como Marilyn Monroe, forman parte de esta puesta. Siete bailarines, tres chicas y cinco chicos, ejecutan con pericia y entrega esta pieza de constantes desdoblamientos. Hasta el final de danza aérea -no por peligrosa más deslumbrante- conduce a un cosmos más próximo, cuando una bailarina, tras vertiginosas volteretas, aterriza a los pies de los espectadores.

Es imposible pasar por alto la “presencia” de la música, tanto la banda collage de fragmentos de diversos autores e intérpretes para crear “atmósferas” intencionales como la música original de Fernando Mulens -en particular en el breve ritual yoruba del intrigante factótum negro vestido de blanco impoluto-, así como señalar el minimalismo escenográfico y de vestuario. Todos descalzos portan smokings unisex, con momentos de lubricidad cuando los hombres dejan sus espléndidos torsos desnudos.

Tránsitos
Como parte de esta última edición del proyecto “Tránsitos”, viajaron a Cuba otras destacadas agrupaciones escandinavas, entre ellas la cantante Lisa Nordstrom, aclamada dentro de la escena vanguardista contemporánea, cuyo proyecto CultBOA propone una música particular. Compuesta por historias fragmentadas, asociaciones sonoras e imágenes que van de la luz a la oscuridad. Aquí presentó su show “Sónica Sequence Cuba”, en colaboración con músicos de la isla improvisando en sesiones en vivo en los espacios públicos.

Para la grey infantil, la compañía de danza-teatro “Big Wind”, -fundada en Gotemburgo en 1989-, llevó un juego teatral de tres actores-bailarines y un sonidista apoyados en la estética del clown. Un evento pleno de improvisaciones con música, agua y flores artificiales, llamado “El vals de la flor”. Además, estuvo un excelente invitado reincidente de estos festivales caribeños, el cineasta sueco Pether Lindgren, que trajo una muestra audiovisual de importantes realizadores escandinavos, donde el acento de su discurso está en la improvisación, lo efímero irrepetible, comparable con una performance “al generar con naturalidad lo diferente”.

Desde Estados Unidos

Desde Estados Unidos llegó Company E, fundada y dirigida por Paul Emerson, la primera en pisar suelo cubano en calidad de embajadores culturales. Foto Archivo Danzahoy.

Desde Estados Unidos llegó Company E, fundada y dirigida por Paul Emerson, la primera en pisar suelo cubano en calidad de embajadores culturales. Foto Archivo Danzahoy.

En el ámbito del proceso que los gobiernos de Cuba y Estados Unidos siguen para normalizar sus relaciones diplomáticas, desde el pasado 17 de diciembre, estuvieron presentes con su acción artística dos representantes de la danza estadounidense: la coreógrafa y bailarina de Wisconsin Peggy Choy, con tres nuevas obras para su segunda visita.

Con el interés de compartir con los asistentes sus saberes sobre la energía Chi, es decir “la energía vital que mueve todo el organismo, a través de la cual podemos hallar la concentración”, necesaria para la creación. Igualmente del vecino país, se presentó con éxito la Company E, fundada y dirigida por Paul Emerson. Radicada en Washington, D.C., esta agrupación puede ser considerada como la primera en pisar suelo cubano en calidad de embajadores culturales, al recibir el apoyo de Departamento de Estado. A esta duodécima edición llevó seis breves coreografías (de la  veintena de su repertorio activo), todas de creadores provenientes de diferentes partes del planeta.

Emerson reveló a la prensa que, después de tres años tratando de bailar en este festival habanero, ahora se siente satisfecho, al comprobar que “es un lugar mágico, con un contacto cercano con el público, de un calor humano y con algo en el aire que lo hace muy especial”. Por su parte, la productora de Company E, Kathryn Sydell, definió el estilo de su agrupación como “una fusión del baile contemporáneo con la técnica clásica y otras formas de movimiento, para ello entrenamos en ambos técnicas para poder hacer mixturas (mezclas)”. Es un conjunto con un trabajo donde las individualidades no se destacan, si bien lograr trasmitir homogeneidad, al asumir la diversidad de lenguajes.

DVDanza Habana

Afiche del festival DVDanza Habana, creado hace una década por iniciativa y pasión de la coreógrafa y promotora Roxana de los Ríos.

Afiche del festival DVDanza Habana, creado hace una década por iniciativa y pasión de la coreógrafa y promotora Roxana de los Ríos.

El festival DVDanza Habana, creado hace una década por iniciativa y pasión de la coreógrafa y promotora Roxana de los Ríos. Ahora eficazmente acompañada por el especialista Andrés Abreu, ha tenido siempre la mejor acogida de la dirección de Retazos y de la OHCH. Y ha logrado el mayor interés del público joven, aficionado al género audiovisual y de los neófitos en la coreografía, particularmente los estudiantes de danza en la Universidad de las Artes (ISA), quienes cuentan en estos momentos entre sus ejercicios de clase, la creación de videodanzas.

Una nutrida y enriquecedora programación ocupó la atención de los espectadores en tres espacios dotados con los equipos necesarios, y de esta cartelera puedo destacar algunos títulos, como las entregas del británico Billy Cowie –este año con la laureada “Tango brasileño” (2014)-, donde se funden solemnidad y sensualidad para lograr imágenes “de marcado valor ideoestético”. La pieza del francés Stephane Broc “The Magnificent 4 in Wuhan (China)” también de 2014, irónicos y diestros ejecutantes masculinos conjugados con impactantes imágenes en Blue Ray de alta definición. Así como la obra del belga André Blondel: “Una velada con las danzas de Mary Wigman” (2013).

Hubo también otras producciones de interés por creadores colombianas y chilenas. La expresión creadora nacional representada por la muestra retrospectiva dedicada al realizador Adolfo Izquierdo, veterano en el género pero siempre en constante evolución. Con sus obras, se rindió merecido homenaje a la pionera con sus incursiones en este médium, la desaparecida bailarina y coreógrafa norteamericana Lorna Burdsall (premio nacional de danza): “Ayer” (1988) y “Sola” (2011), en colaboración afiatada de la bailarina Gabriela Burdall, nieta de Lorna.

 

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