Tadashi Endo

Bailar hasta la muerte

El gran exponente del butoh llega a México para estrenar su pieza “Maboroshi”. Heredero de una estética gestada por Tatsumi Hijikata y Kazuo Ohno, el intérprete estrena en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque el 9 y el 10 de abril.

Deja un comentario Por () | 08/04/2018

Tadashi Endo, un ícono del butoh del siglo XXI,hará dos presentaciones de su obra “Maboroshi” en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque. Foto gentileza INBA.

Tadashi Endo, un ícono del butoh del siglo XXI, hará dos presentaciones de su obra “Maboroshi” en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque. Foto gentileza INBA.

Tiene 70 años y aún vibra cuando pisa el escenario. Asume con conciencia que el tiempo pasa, que ha envejecido, que su cuerpo no es el mismo, que las limitaciones físicas comienzan a llegar. No obstante, el coraje para enfrentar y gozar de la vida ha llevado al maestro Tadashi Endo a mantenerse como un artista más que activo, pero, sobre todo, un ser humano feliz. Este icono del butoh llegó a México para estrenar su pieza “Maboroshi”, donde aborda el tema de la muerte. La obra se presenta en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque el 9 y el 10 de abril a las 20:00 horas.

Dispuesto a abrir su corazón con el público a través de su lenguaje corporal que, en sus propias palabras, más que una danza, es una experiencia sensorial que detona en el espectador emociones y sentimientos que lo remiten a sus vivencias propias, a sus recuerdos.

A los 70 años Tadashi Endo intenta ir en contra de la velocidad de la vida contemporánea. Foto gentileza INBA.

A los 70 años Tadashi Endo intenta ir en contra de la velocidad de la vida contemporánea. Foto gentileza INBA.

Tadashi Endo confiesa con humildad que no puede decir si es el mejor o el peor artista. Tampoco puede asegurar si vivirá muchos años para seguir comunicándose por medio de la danza como lo hicieron los fundadores del butoh, Tatsumi Hijikata y Kazuo Ohno. Sin embargo, de algo sí puede estar seguro y lo comparte: “El butoh me ha dado el coraje para hacer las cosas. Antes era inseguro. Ahora estoy orgulloso de mí. Quizá no tengo el cuerpo fantástico, pero soy honesto. No sé si soy más o menos. Sólo me interesa compartir lo que soy. Sé que bailaré hasta mi muerte”.

Sobre la razón que lo mantiene feliz en el mundo de la danza explica: “Soy bailarín y por ende bailo en escena, pero no quiero mostrar la danza como tal, simplemente estoy escuchando a mi cuerpo y lo dejo fluir. Me interesa cuando la audiencia no puede explicar lo que vio y sea parte de esta atmósfera extraña que se genera en el teatro. Más que mirar una danza, quiero que el espectador pueda revisar su propia vida, sus recuerdos, sus pérdidas”.

El arte es parte crucial en la vida del maestro. De hecho, no sólo es bailarín de butoh. Comparte que ha tenido la oportunidad de ser parte de proyectos teatrales porque empezó estudiando actuación, trabajando sobre grandes autores como William Shakespeare o Samuel Beckett. Incluso llegó a ser director escénico. Asimismo, ha asumido roles de actor en proyectos cinematográficos y hasta colaboró en una ópera de “Don Giovanni”. De ahí la razón de por qué es un hombre tan sensible a lo que acontece a su alrededor.

Tadashi Endo se muestra inquieto por la cotidianeidad, por la rapidez e inmediatez que ha tomado la vida y cómo el arte le ha funcionado como un catalizador: Al respecto reflexiona:

“Siento que cuando bailo butoh voy justamente contra la velocidad de nuestra vida. Creo que todo va demasiado rápido, estamos sumergidos en las modas y tecnología. La vida ha cambiado, todo se ha globalizado. Y curiosamente el butoh va en contra de todo esto.  Hace poco murió Stephen Hawking, quien en algunos de sus discursos finales se refirió no a asuntos científicos sino al amor. Eso es lo que yo pienso, que debemos recordar continuamente al amor”.

El coreógrafo siempre ha mostrado interés por abordar temas universales en su danza, léase amor, muerte, vida, metamorfosis. Un hecho que lo tiene satisfecho porque si bien son repetitivos y constantes en su obra, los procesos creativos siempre son diferentes porque él y la realidad son cambiantes.

“Mi danza siempre ha versado sobre lo mismo, sobre los mismos temas. Lo único que cambio es la forma como los abordo en escena. La experiencia siempre ha sido diferente porque yo mismo estoy cambiando, estoy envejeciendo y la audiencia también está cambiando. Por ello, la creación sigue siendo un constante reto para mí, porque me mantengo curioso y atento de lo que sucede día con día”.

Sobre la pieza que presentará en México, “Maboroshi”, él preferiría que el espectador viva la experiencia. Está convencido que será onírica para quien decida sentarse en la butaca y ver su trabajo:

“Maboroshi”, que en japonés puede significar alma, fantasma o atmósfera, es una obra que apunta a que el espectador explore aquello que está oculto. Foto gentileza INBA.

“Maboroshi”, en japonés puede significar alma, fantasma o atmósfera. Foto gentileza INBA.

“Maboroshi no es una palabra fácil de traducir. En japonés puede significar alma, fantasma o atmósfera. Pero creo que lo más cercano es a la idea de lo invisible. En ese sentido, en la danza hay cosas visibles como el cuerpo, pero a mí no me interesa mostrar el movimiento como tal sino mostrar lo invisible, como el alma misma. ¿Y cómo puedo ver eso? Muy sencillo, cuando percibo en la audiencia reacciones diversas, como llanto, ojos bien abiertos u ovaciones”.

Finalmente, Tadashi Endo se siente privilegiado de dedicarse al arte porque lo ha hecho un ser sensible al mundo. Hay una anécdota que comparte y que refrenda lo dicho. Hace poco, en un viaje a Budapest, tuvo la oportunidad de acercarse a caballos en su habitad natural; buscando conectarse con ellos, se acercó y trató de tocarlos, pero los animales se alejaron. Y fue cuando él empezó a cantar una canción en japonés que un solo ejemplar fue el que se quedó junto a él, relinchando; ese ejemplar llevaba por nombre “bailarina”.

 

 

 

 

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