Royal Swedish Ballet-Crítica

Shakespeare visto con otros ojos

El coreógrafo sueco Mats Ek muestra el drama de los amantes de Verona con una visión contemporánea y más mundana. Juliet and Romeo”, llegó al Opera House del Kennedy Center de DC desde el 1 al 4 de junio y tuvo a la insustituible española Ana Laguna en el rol de la nodriza.

Deja un comentario Por () | 03/06/2016

Mariko Kida, como Julieta y Anthony Lomuljo, en el rol de Romeo en la versión de Mats EK, por Royal Swedish Ballet. Foto: Gert Weigelt. Gentileza JFKC.

Mariko Kida, como Julieta y Anthony Lomuljo, en el rol de Romeo en la versión de Mats EK, por Royal Swedish Ballet. Foto: Gert Weigelt. Gentileza JFKC.

La tragedia de William Shakespeare sobre los jóvenes amantes de Verona escrita cuando casi terminaba el siglo XVI, ha dejado su huella a través de los años y se ha convertido en un símbolo indiscutible del amor. El coreógrafo sueco Mats Ek se ha sumergido en este drama con una visión contemporánea y más mundana de una historia que aún hoy, conmueve.

“Juliet and Romeo”, es la versión de “Romeo y Julieta” que Ek trajo al Opera House del Kennedy Center de DC desde el 1 al 4 de junio a través de los bailarines del Royal Swedish Ballet. Un título tomado del nombre original de uno de los escritos que sirvieron de base al dramaturgo inglés para escribir este clásico de los clásicos.

Creada en 2013, la obra tuvo su premiere en Washington para conmemorar los 400 años de la muerte de Shakespeare, mano maestra de dramas y comedias universales e imprescindibles. Los protagonistas, ya no son aquellos adolescentes renacentistas, son jóvenes de hoy que se relacionan de manera diferente y se enfrentan a los adultos y al mundo con actitudes, también diferentes.

El Royal Swedish presentó en Washington la versión de "Juliet and Romeo" con escenografía de Magdalena Åberg. Foto: Gert Weigelt. Gentileza JFKC.

El Royal Swedish presentó en Washington la versión de “Juliet and Romeo” con escenografía de Magdalena Åberg. Foto: Gert Weigelt. Gentileza JFKC.

La música de Piotr I. Tchaikovsky es otro de los elementos que distingue a esta puesta en la que las escenas se definen a través de inmensos paneles movidos por los mismos bailarines, y que cumplen múltiples funciones. Ek rompe con estereotipos para contar y desarrollar una trama que está enquistada en la memoria y en el alma de los conocedores del ballet, y lo hace con un lenguaje y una estética que lo distingue. Su narración muestra la opresión, la alegría, la frescura de la juventud, y descubre a su vez los aspectos más oscuros de los seres humanos.

Interesante y sutil la escenografía y el vestuario de Magdalena Åberg, que se ensamblan con los códigos coreográficos y los perfiles de los personajes. La acción tiene lugar en un ambiente urbano, sórdido, con escasa luminosidad. Y los personajes también están embebidos en ese clima que rescata el amor como camino para desarticular las reglas, la violencia y los prejuicios. Y así como los Capuletos aparecen convertidos en una suerte de patrulla de control del orden, montados en Segways (vehículo de transporte urbano, ligero, eléctrico, de dos ruedas, controlado en forma digital), los Montescos adquieren características más flexibles, sin que eso disipe el enfrentamiento.

La Julieta de Ek, interpretada con intensidad por Mariko Kida, desafía a sus padres y se niega a casarse con Paris, con decisión y hasta cierta violencia. En cambio la imagen de Romeo, Anthony Lomuljo, se refleja más relajada ante las circunstancias. Ambos, magníficos bailarines.

La evolución de la protagonista femenina se manifiesta desde el comienzo, cuando, vestida de amarillo, como una pequeña muñeca, juega con su nodriza, la incomparable Ana Laguna, cuya expresividad y fuerza se convierte en un polo importante en esta historia. Ella es testigo de momentos claves en la vida de estos dos jóvenes. Estupenda siempre, precisa, directa en su forma, Laguna tiene brillo propio.

Jerome Marchand como Mercutio cobra una importante presencia en esta pieza en la que su personaje, con un toque punk y agresivo, hace un atractivo tándem con Jokuto Kodam, en el rol de Benvolio. Los dos, con disímiles características físicas y altura, componen un juego de opuestos que, de alguna manera, conduce parte de esta trama cuya mirada apunta a la inevitable violencia de un mundo oscuro en el que ni siquiera puede sobrevivir el amor con toda su diafanidad.

 

Dejar un comentario