Gran Teatro Alicia Alonso

Honran a la diva de la danza

El primer día del año reabrió el ex Gran Teatro de La Habana, después de tres años de remodelación, y con nombre nuevo. Se inauguró con un espectáculo denominado “Tríptico Clásico”, que incluyó “Giselle”, “Coppélia” y “Lago de los cisnes”, a cargo del Ballet Nacional de Cuba.

Deja un comentario Por () | 18/01/2016

Alicia Alonso junto al presidente de la Nación, Raúl Castro, en la ceremonia de inauguración del teatro que ahora lleva su nombre. Foto: Nancy Reyes.

Alicia Alonso junto al presidente de la Nación, Raúl Castro, en la ceremonia de inauguración del teatro que ahora lleva su nombre. Foto: Nancy Reyes.

La capital cubana comienza el año 2016 con razones para sentirse orgullosa de poseer una suntuosa y elegante instalación teatral en pleno corazón de la urbe. El primer día del año reabrió el Gran Teatro de La Habana, desde ahora bautizado con el nombre de la gran diva de la danza Alicia Alonso. La celebración: un espectáculo ad hoc denominado ´Tríptico Clásico” -un acto de “Giselle”, de “Coppélia” y de “Lago de los cisnes”-, a cargo del Ballet Nacional de Cuba (BNC) sobre la escena de su Sala principal Federico García-Lorca.

El renovado inmueble abrió sus puertas como se lo conoce hoy, en 1915, con la autoría de Paul Belau, un acreditado arquitecto belga que se decantó por un eclecticismo que integra elementos de un neobarroquismo europeo tardío y recargado, con guiños hacia particularidades arquitectónicas provenientes de españolismos “tropicalizados”.

El ahora Gran Teatro Alicia Alonso de La Habana, como prefieren llamarlo los medios oficiales, puede considerarse la más antigua institución teatral en activo de América latina, pues fue inaugurado el 18 de febrero de 1838, entonces bajo el nombre de Gran Teatro de Tacón. (Un acto obsequioso de los propietarios hacia el gobernador general de la Isla, de infeliz memoria para los súbditos de la corona española).

La poderosa Comunidad  Gallega de La Habana, fundada en 1879, se empeñó después de instaurada la República (1902) en construir un palacio que reafirmara su presencia física en la naciente sociedad criolla del archipiélago cubano. Para tales efectos, se compraron en 1906 el teatro Tacón y sus edificios anexos, los cuales ocupaban una de las áreas urbanas mejor situadas del llamado reparto Las Murallas, enfrentadas al emblemático Parque Central capitalino.

Integrantes del Ballet Nacional de Cuba presentaron "Giselle" en el Gran Teatro Alicia Alonso. Foto: Nancy Reyes.

Integrantes del Ballet Nacional de Cuba presentaron “Giselle” en el Gran Teatro Alicia Alonso. Foto: Nancy Reyes.

El Centro Gallego fue una de las más importantes obras de su tipo que se realizaron en La Habana, y su construcción fue encomendada a la acreditada firma norteamericana Purdy and Henderson. En su interior se mantuvo la sala teatral que, después de 1961 hasta hoy, adoptó el merecido nombre de García Lorca. Remodelada con los más exquisitos materiales de construcción y decorativos, muchos la consideraron como “una de las mejores de América, tanto por su elegancia, como por su decoración y confort”, si se tiene en cuenta sus excepcionales condiciones técnicas y el mecanismo escénico que poseía.

Desde su fundación, por las tablas de este magnífico coliseo se han presentado las más prestigiosas figuras y compañías de ballet, ópera y del arte dramático, con fama internacional, así como los más ilustres intérpretes de la música, tanto instrumentistas, como cantantes o directores orquestales. Igualmente, las más relevantes luminarias del talento artístico nacional. Y desde 1965, es la sede del BNC y, luego de sus Festivales internacionales de ballet. A partir de 1985, por iniciativa de la propia Alicia Alonso, el edificio en su totalidad pasó a denominarse Gran Teatro de La Habana.

Desde este año, por decreto del Consejo de Estado, este complejo cultural se llamará “Alicia Alonso”. Para refrendar el apoyo estatal irrestricto a esta institución y a las agrupaciones artísticas que acogerá, a la función de gala de reapertura asistió el presidente de la Nación, Raúl Castro, arropado por el ministro del ramo y otras altas autoridades de su gobierno.

Los privilegiados para asistir a este significativo acontecimiento, según criterio de los organizadores, fueron los obreros y especialistas, y sus familias. Todos ellos hicieron posible la restauración durante tres años. También asistieron algunos familiares de músicos y bailarines, laureados con premios nacionales de todas las manifestaciones artísticas, entre otros “elegidos”. Derecho a su cobertura periodística, solo la tuvieron los periodistas de los medios oficiales locales.

En las funciones posteriores a la inauguración hubo cambios en las distribuciones de los elencos, particularmente los protagonistas. La única primera bailarina reincidente fue Sadaise Arencibia. En cambio los otros roles fueron asumidos por talentosas bailarinas principales, como Estheysis Menéndez y Gretel Morejón, en las entregas viriles no hubo alteraciones.

La programación continuó, el siguiente fin de semana, con tres funciones de “Giselle” en su producción completa donde alternaban los papeles protagonistas Arencibia con el joven Víctor Estévez; Anette Delgado con Dani Hernández y, por último, la pareja formada por Viengsay Valdés (a pesar de persistentes dolores sacro-lumbares no abandonó su notable entrega) y de nuevo Estévez.

"Lago de los cisnes", a cargo del Ballet Nacional de Cuba  subió a escena en la Sala principal Federico García  Lorca. Foto: Nancy Reyes.

“Lago de los cisnes”, a cargo del Ballet Nacional de Cuba subió a escena en la Sala principal Federico García Lorca. Foto: Nancy Reyes.

Significativo del desarrollo artístico de la bailarina Menéndez  resultó su desempeño en el difícil rol de Myrtha, la Reina de las Wilis, y como siempre deslumbró el trabajo estilístico coherente y preciso del cuerpo de baile femenino en la ejecución de las diagonales del segundo acto, premiados con rotunda salva de aplausos. Sin embargo es para recomendar más ensayos con el cuerpo de baile, ahora nutrido en su mayoría por elementos muy juveniles, para le realización de los bailables del primer acto más concentrados musicalmente, y su relación con las pantomimas, en el primer acto.

Por iniciativa personalizada del notable bailarín cubano Carlos Acosta, se encuentra en La Habana estos días el coreógrafo y bailarín francés Benjamin Millepied, actual director de danza del Ballet de L´Opéra de Paris, junto con su esposa la “oscareada” actriz Natalie Portman y su pequeño hijo Aleph. Ambos visitaron los salones de la Escuela Nacional de Ballet guiados por su directora y maestra principal Ramona de Sáa, para luego ver “in situ” los trabajos que desarrolla la recién creada agrupación cubana de Acosta. Igualmente, fueron recibidos por Alicia Alonso en su sede de El Vedado, donde les mostraron fragmentos del segundo acto de “Giselle”.

 

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