Endedans

Con la brisa de Camagüey

La ciudad cubana acogió en el Teatro Principal, los días 24, 25 y 26 de enero, al coreógrafo cubano-americano Pedro Ruiz con su más reciente estreno mundial “Momentos en el viento”. También se presentó un trabajo de Tania Vergara, directora de la compañía anfitriona.

Deja un comentario Por () | 03/02/2014

Endedans presentó en Camagûey “Momentos en el viento”, de Pedro Ruiz, obra que recoge imágenes de las calles y las brisas de esta ciudad. Foto: Gabriel Dávalos. Gentileza Endedans.

Endedans presentó en Camagûey “Momentos en el viento”, de Pedro Ruiz, obra que recoge imágenes de las calles y las brisas de esta ciudad. Foto: Gabriel Dávalos. Gentileza Endedans.

Al coreógrafo norteamericano Pedro Ruiz se le dio bien lo de llevar ciertas cualidades de una ciudad a la danza, a juzgar por la efusividad con que el público en Camagüey acogió su más reciente estreno mundial “Momentos en el viento” en el Teatro Principal, los días 24, 25 y 26 de enero. Pero en aquella urbe cubana no solo aplaudían los moradores sino además un cúmulo de personas de otras provincias y de otros países que viajaron expresamente por el placer de ver la nueva obra de Ruiz, y a la fabulosa compañía de danza contemporánea Endedans.

“Estos increíbles bailarines han bailado esta noche con un corazón bien grande”, exclamó el coreógrafo nacido en Cuba y residente en los Estados Unidos desde hace tres décadas, tras concluir el primer día de función.

El público ovacionó varios minutos al creador, a los artistas, a la directora de Endedans, Tania Vergara, y a la asistente del coreógrafo, Maisnely Lavín, quien en la primera parte del espectáculo impactó por su trabajo de introspección en “Las Bernaldas; el entierro de la vida”. Esta obra, es una propuesta de Vergara para comprender a la severa Bernalda Alba de García Lorca.

Otras dos piezas muy poéticas de la coreógrafa camagüeyana completaron el programa: “La muerte del hombre” y “A los confines de la tierra”, ganadora del Premio Iberoamericano de Coreografía en 2008. Pero el suceso que convocó a tantas personas en aquella provincia de la región central de Cuba, ubicada a unos 500 kilómetros de La Habana, fue el estreno del exbailarín principal del Ballet Hispánico de los Estados Unidos.

Ruiz nunca había pisado Camagüey hasta que el crítico de arte Luciano Castillo lo instó a conocer a Endedans, durante una recepción de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas. A su arribo a la ciudad, el viento abrazador lo llevó en direcciones inesperadas y esas sensaciones que experimentó por las calles demasiado estrechas y laberínticas dieron alas al creador.

“Momentos en el viento” recoge con exuberancia la perspectiva del profesor del colegio universitario Marymount y de la Ailey School, que dice no poder explicar por qué sentía tan mediterráneas las calles intrincadas y las brisas dulces, casi intoxicantes de Camagüey.

“Era como estar dentro de una exhibición con paredes móviles que iban cambiando de lugar en cuanto yo giraba mi cabeza. Los colores de los edificios, la sensación de los adoquines bajo mis pies, la cara expectante de un niño corriendo hacia su madre, las risas y miradas intensas de dos amantes sentados hambrientos en un café, una calle y tantos corazones latiendo y confundiéndose el uno con el otro, siempre descubriendo un nuevo momento en el viento”, apuntó y justo esto tradujo en gestos.

Ali Hamouni diseñó la escenografía ideal, cuatro piezas o fragmentos de paredes de distintos colores con pedazos de ventanas, mosaicos y el deterioro natural de las calles cubanas que en muchas casas deja entrever los ladrillos.  El desplazamiento de estos segmentos por los bailarines en el transcurso de la obra comunicó la dinámica exacta padecida por los caminantes en la ciudad.

El trío de Lisandra Gómez, Jesús Arias y Eliosmayquer Orozco reforzó la sensualidad presente con naturaleza en toda la obra sin pizca de vulgaridad o exceso. Mientras el dúo de Osmary Osipina y Zamyl Nápoles refirió intensidad y cierto soplo de rudeza en la relación íntima. Los artistas dieron vida a sensaciones. Vale destacar que en la cohesión lograda incidió la excelente labor de partenaires de los varones.

La compañía en pleno articuló ritmo, expresividad, virtuosismo técnico y un final eminentemente plástico, digno de esta ciudad que, a diferencia de otras del país, vive sin la presión de embates marítimos. La iluminación de Kyle Rosenberg y Duniesqui Eng ayudó a dar matices cálidos en adecuado contraste con la selección musical de composiciones de Kronos Quartet, Jammie Lamm, Boikutt (Ramallah Underground) y Federico Chopin.

En “Momentos en el viento” Pedro Ruiz lleva cualidades de una ciudad a la danza. Foto: Gabriel Dávalos. Gentileza Endedans.

En “Momentos en el viento” Pedro Ruiz lleva cualidades de una ciudad a la danza. Foto: Gabriel Dávalos. Gentileza Endedans.

Los bailarines de Endedans parecen emerger de las fisuras de las edificaciones y de entre los barrotes de las grandes ventanas enrejadas para regalar una noche tropical en la que daría gusto perderse. El entrenamiento clásico dio solidez al desempeño, tal y como le gusta al coreógrafo que valida al ballet como base más poderosa para el ulterior desdoblamiento de un danzante.

“Este trabajo tan intenso ha llevado magia a mi corazón”, confesó Ruiz satisfecho tras la primera puesta.
Este creador cuenta con obras montadas en el Joffrey Ballet, Luna Negra de Chicago, el New Jersey Ballet y Dance Theatre of Harlem, entre varias instituciones norteamericanas. En su país natal, hizo una coreografía en 2011 para Danza Contemporánea de Cuba y otra para la compañía Danza del Alma, de Santa Clara.

Tras su colaboración con Endedans, Ruiz espera la apertura de nuevas puertas en la isla para emprender una aventura coreográfica.

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