New York City Ballet-Crítica

A puro Balanchine

Un programa entero dedicado a Piotr I. Tchaikovsky con coreografía de George Balanchine, es la receta más indiscutible para el éxito. Desde el 26 al 31 de marzo, la troupe dirigida por Peter Martins presentó su serie de seis días en el Kennedy Center de Washington DC con dos programas mixtos.

Deja un comentario Por () | 05/04/2013

El New York City Ballet presentó, de George Balanchine, la "Tchaikovsky Suite No. 3". Foto: Paul Kolnik. Gentileza JFKC.

Un programa entero dedicado a Piotr I. Tchaikovsky con coreografía de George Balanchine, es la receta más indiscutible para el éxito. Desde el 26 al 31 de marzo, el New York City Ballet (NYCB) dirigido por Peter Martins presentó su serie de seis días en el Kennedy Center de Washington DC con dos programas mixtos.

La función de apertura lanzó “Lago de los cisnes”, una bella puesta en escena en la que Balanchine rompió con el tradicional tutú blanco para las jóvenes cisnes y lo convirtió en negro, mientras que Odette mantiene el clásico blanco. Un efecto dramático que marca diferencias importantes con los tradicionales y le incluye un toque extremadamente poético en medio de un paisaje nórdico y solitario donde todos los hechizos son posibles.

Maria Kowroski, como Odette cumplió su rol con perfección técnica, justa, precisa, con cierta rigidez en el movimiento de sus brazos y despojada de toda emoción. Su encuentro con Sigfrido, interpretado por Tyler Angle, también estuvo signado por la falta de emociones. El pas de deux, una de las piezas más desafiantes para cualquier bailarina dejó paso a la técnica. Nada más que a la técnica. Lo cual podría considerarse como una falla importante tratándose de un ballet como “Lago…”, más allá de la impronta alejada de expresiones que pueda haber marcado Balanchine en sus ballets.

El cuerpo de baile, con algunas imperfecciones en las filas, logró crear esa atmósfera misteriosa en la cual el malvado Rothbart acecha. Impecables desde la técnica, las bailarinas lograron momentos interesantes y subyugantes con su despliegue escénico.

“Allegro Brillante” fue la segunda obra de la dupla Balanchine-Tchaikovsky pone su toque de armonía estética y coreográfica, una obra que estrenó María Tallchief en 1956. En esta oportunidad, Tiler Peck y Amar Ramasar tuvieron a cargo los protagónicos. Peck, mostró solidez en sus variaciones, pero sin embargo le falta aún un toque de refinamiento y solidez para este rol despojado de intencionalidad. Ramasar, enérgico y solvente como bailarín y partenaire se mostró consistente y seguro, con buenos saltos y gran musicalidad.

Para el final, “Tchaikovsky Suite No. 3”. Esta obra que Balanchine coreografió en diferentes etapas, parece que fueran dos ballets diferentes. Balanchine creó “Theme and Variations” en 1947, y luego, en 1970, realizó la coreografía de los primeros tres movimientos, “Élégie”, “Valse Melancolique” y “Scherzo”.

Detrás de un tul transparente, el coreógrafo crea un ambiente extraño, casi onírico, en el que un grupo de ninfas se internan en armoniosas secuencias. Con el cabello largo y suelto, las figuras femeninas resaltan y realzan la propuesta coreográfica indiscutiblemente consistente en la que la pareja principal alterna con el grupo.

Teresa Reichlen y Ask La Cour, interpretaron prolijamente “Élégie”, al igual que Janie Taylor y Jared Angle el “Valse…” y Erica Pereira y Daniel Ulbricht, el “Scherzo”.

El último movimiento marca un cambio radical hacia el neoclasicismo, como si la primera parte hubiera sido un extraño sueño. Megan Fairchild y Joaquin De Luz interpretaron “Theme and Variations” con solvencia. De Luz, es de esos bailarines que demuestran su goce pleno en el escenario. Gran conocedor del estilo y de la coreografía, el bailarín español puso su sello indiscutible en este final de colección en el que mostró sus indiscutibles virtudes de gran bailarín.

La pianista Elaine Chelton interpretó el “Allegro” con virtuosismo, y la New York City Ballet Orchestra dirigida por David LaMarche sonó impecable.

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