Despedida de Joaquín De Luz

Un vacío difícil de llenar

A teatro lleno, el 14 de octubre, en la última función de la temporada del New York City Ballet en el Teatro David H. Koch de Nueva York, el bailarín español marcó su retiro de la compañía. Una ovación de más de 15 minutos, gente de pie, lágrimas, emoción, flores y amigos entrañables.

Deja un comentario Por () | 17/10/2018

Después de 15 años con el NYCB Joaquín De Luz deja la troupe fundada por George Balanchine. Foto: Erin Baiano. Gentileza NYCB.

Después de 15 años con el NYCB Joaquín De Luz deja la troupe fundada por George Balanchine. Foto: Erin Baiano. Gentileza NYCB.

Domingo. Tres en punto de la tarde. Se levanta el telón de un día memorable para la danza. El 14 de octubre, justo cuando el New York City Ballet (NYCB) cerraba su temporada de otoño en el Teatro David H. Koch en la plaza del Lincoln Center en Nueva York, Joaquín de Luz se despedía de la compañía. El bailarín español, formado por el célebre Víctor Ullate, pertenece a esta generación de bailarines en vías de extinción, esos que han hecho un culto de su profesión y del trabajo diario. Talentoso, intenso, vibrante, De Luz se instaló en la escena del ballet de los Estados Unidos con esa fuerza indescriptible que solo trasmiten los verdaderos artistas.

Después de 15 años con la compañía fundada por George Balanchine y Lincoln Kirstein, y luego de pasar por el Pennsylvania Ballet y el American Ballet Theatre, de Luz, a sus 42 años, decidió retirarse con una función que llevó como título: “Joaquín De Luz Farewell Performance”. Allí celebró a tres de los coreógrafos que de alguna manera definieron su carrera.

Una bandera española, su madre y bailarines del NYCB, acompañaron a Joaquín De Luz en el saludo final. Foto: Erin Baiano. Gentileza NYCB.

Una bandera española, su madre y bailarines del NYCB, acompañaron a Joaquín De Luz en el saludo final. Foto: Erin Baiano. Gentileza NYCB.

Comenzó con uno de sus ballets preferidos, “Theme and Variations”, de Balanchine. Junto a él, magnífica, Tiler Peck, con giros veloces, bello port de bras y posiciones impecables. Un ballet que requiere de sólidos bailarines en los roles principales. De Luz, quien ha bailado esta obra infinidad de veces, hizo, una vez más, un despliegue de virtuosismo pocas veces visto. Giros una con una precisión incomparable, bravura en sus solos, y una especial excelencia como partenaire. Ambos bailarines hicieron una versión inolvidable de este clásico.

La segunda obra fue “Concerto Barocco” (1941), otra de las históricas creaciones de Balanchine para el American Ballet Caravan, la primera troupe comandada por Mr. B. en los Estados Unidos. La compañía, al igual que los solistas, mostró una vez más el alto nivel de danza, a pesar de las convulsiones ajenas al arte por las que ha transitado durante este año. Una obra de una belleza incomparable, con limpias simetrías y un estilo de alto refinamiento.

De Luz volvió con “A suite of dances”, solo que Jerome Robbins, creó para Mikhail Baryshnikov y el White Oak Project en 1994. Una violonchelista, Ann Kim,en el escenario interpreta diferentes movimientos de “Seis suites para cello” de Johan Sebastian Bach, mientras el bailarín, con chispeante humor parece jugar con el instrumento y con la música a medida que baila. Delicioso, fresco y desenfadado, De Luz hace un despliegue de esa fibra artística tan particular y especial que lo caracteriza. Con esta obra rindió tributo a Robbins, un coreógrafo clave en la historia de la compañía.

“A Suite of Dances” de Jerome Robbins, solo interpretado por Joaquín De Luz. Foto: Paul Kolnik. Gentileza NYCB.

“A Suite of Dances” de Jerome Robbins, solo interpretado por Joaquín De Luz. Foto: Paul Kolnik. Gentileza NYCB.

El final llegó con “Todo Buenos Aires”, de Peter Martins, el último director del NYCB. Con músicos en vivo interpretando diferentes temas de Astor Piazzolla, entre ellos, el argentino Rodolfo Zanetti en bandoneón, instrumento clave para este género. Una recreación particular y minimalista de esta danza rioplatense interpretada en puntas por las bailarinas solistas Maria Kowroski y Sara Mearns. Giros, saltos, ganchos y cruces tangueros estilizados, y parejas entrecruzándose con velados aires de malevaje. Mientras se alternaban los dúos, tríos y solos, De Luz siguió reafirmando su versatilidad y su talento para interpretar todos los estilos posibles.

Un bailarín capaz de profundizar en August Bournonville, Justin Peck, Alexei Ratmansky y Christopher Wheeldon, al tiempo que se adentró con soltura en los clásicos, en Balanchine, Robbins y una diversidad de coreógrafos.

Para el final, las flores, los abrazos, las lágrimas, bailarines, coreógrafos y vestidores en el escenario, y el público de pie que no terminaba de aplaudir y de gritar su nombre. Antes de los confetis, el español Gonzalo García, compañero de ruta en el NYCB, salió con una bandera española y ambos bailarines jugaron, en escena, como dos niños, al toro y el torero. Un encuentro emocionante con esa identidad que quedó atrás en miras de cumplir los sueños. Y para el final de los saludos, su madre, con quien De Luz bailó unas sevillanas y se fundieron en un enorme abrazo. ¡Gracias!

 

De Luz Theme and Variations_Photo by Paul Kolnik

Joaquín De Luz en “Theme and Variations”, de George Balanchine, primera obra de “Joaquín De Luz Farewell Performance”. Foto: Paul Kolnik. Gentileza NYCB.

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