Carlos Trunsky

Retrato de un mundo violento

El coreógrafo argentino estrenó “Pavura” en el espacio teatral El Portón de Sánchez. La obra, que también apela a la palabra, se realiza todos los domingos hasta el último de abril.

Deja un comentario Por () | 31/03/2011

“Pavura” de Carlos Trunsky, sobre un libro de Gabo Ferro y música de Jorge Chikiar. Foto: Carlos Furman. Gentileza CT.

“Pavura” es el nuevo estreno de Carlos Trunsky en el espacio teatral El Portón de Sánchez, al que acudió una legión de espectadores vinculados o admiradores de la danza contemporánea. La obra se realiza todos los domingos hasta el último de abril.

Esta vez Trunsky presentó una obra basada en libro de Gabo Ferro (conocido también como músico de rock, poeta, y docente universitario) muy vinculado al surrealismo, cuyos generadores y difusores fueron Breton y Antonin Artaud.

Ya el título de la obra de Trunsky, “Pavura”, es decir miedo, temor, da idea de su contenido, pero a poco de comenzada la representación el espectador ingresa en un mundo alucinante, con características violentas y desenfrenadas donde no falta el detalle coreográfico neoexpresionista.

La sugestiva música original de Jorge Chikiar, por momentos con ribetes despiadados, y las luces de Alfonsina Stivelman donde prima la tonalidad azul, contribuyen a ello. Este es el ámbito en que actúan los cuatro bailarines, Ramiro Soñez, Victoria Hidalgo, Victoria Viberti y Emanuel Ludueña, y es Soñez, con su peculiar máscara dramática –llena de pavura– el intérprete principal de la obra.

Trunsky acude a la palabra, no sólo a cargo de los bailarines con muy buena preparación vocal de Lili Rossi, sino también de un relator, claro en la dicción, pero no emotivo: Ciro Zorzoli. La palabra deriva en gritos, gemidos y figuraciones generando asimismo un clima de sorpresas en las actitudes de los bailarines, que –verdaderamente– son cuatro excepcionales artistas sometidos a un trabajo exhaustivo, agotador, que incluye hasta coreografía académica que danzan consustanciados Soñez, la extraordinaria Victoria Hidalgo, y los destacados Victoria Viberti y Emanuel Ludueña, vestidos con inventiva por Marta Albertinazzi. Ellos también cantan.

Ciertamente, ocurren hechos desagradables en el transcurso de la hora que dura la representación, pero es relevante la tarea de investigador del coreógrafo Trunsky que presenta sus obras y sus elencos absolutamente ajustados frente a dificilísimas situaciones escénicas.

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