New York City Ballet

El Cascanueces va al cine

La versión de este clásico creada por George Balanchine se proyectará en directo desde el Lincoln Center de Nueva York el 13 de diciembre en 560 cines de todo el país. El miércoles 14 se transmitirá por las cadenas televisivas que emiten programas de la PBS.

Deja un comentario Por () | 11/12/2011

El New York City Ballet lleva a la pantalla grande la versión de "El Cascanueces" de Balanchine. Foto: Paul Kolnik. Archivo

Un acontecimiento que años atrás hubiera sido impensado. Sin embargo, la magia de la tecnología hace que el mundo se convierta en una aldea global en la que hasta un ballet se puede ver, en vivo y en directo, en los cines de todo el país. Una de las máximas joyas de George Balanchine: su “Cascanueces”, hechizante espectáculo de Navidad, compuesto para el New York City Ballet (NYCB) y estrenado en el City Center Theatre de Nueva York, en febrero de 1954, se proyectará en directo desde el Lincoln Center de Nueva York en forma simultánea, el martes 13 de diciembre a las 6 de la tarde en 560 cines de los 50 estados del país.

Al día siguiente, el miércoles 14, y con el mismo reparto, se transmitirá por las cadenas televisivas que emiten programas de la PBS (o WNET), y ofrecerán la obra a través del programa “Live from Lincoln Center”, a las 8 de la noche para comodidad de los que quieran admirarla cómodamente sentados en las salas de sus respectivos hogares.

Las funciones de “Cascanueces” de Balanchine en Nueva York comenzaron a fines de noviembre y se extenderán hasta el último día del año en el Lincoln Center.

Esta obra se convirtió, por su éxito, en la pieza obligatoria de cada diciembre, presentada desde 1964 en el Teatro David C. Koch (antiguo State Theater) del  Lincoln Center, que gana para la compañía los dólares suficientes para ser considerada el “cash cow” (o vaca dorada) de la compañía.

Sin embargo, el “Cascanueces”  ya había sido visto por primera vez en los Estados Unidos en su forma completa, cuando fue estrenado por el Ballet de San Francisco en 1944, con coreografía de William Christensen, entonces director de la compañía. No obstante, gracias al éxito de la versión de Balanchine, que bien puede llamarse “un ritual navideño”, esta costumbre ha sido adoptada por infinidad de compañías, igualmente que escuelas de baile, que con sus propias versiones se presentan año tras año en todo el país y en distintas partes del mundo.

Los éxitos de la producción se deben mayormente también a la maravillosa partitura de Tchaikowsky, música inspiradora que el espectador puede captar fácilmente y recordar hasta el punto de abandonar el teatro silbándola.

La conocida historia de la fiesta familiar que celebra en Navidad el matrimonio del Dr. Stahlbaum y su esposa, está basada en un cuento de E.T. Hoffman titulado “El Cascanueces y el Rey de los Ratones”, estrenada originalmente en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo en 1892, con coreografía original de Lev Ivanov, a quien Marius Petipa le pasó los arreglos del  libreto.

Balanchine, en su niñez, tomó parte en las representaciones en un pequeño rol, y llegó a interpretar el papel del Príncipe en su adolescencia.

La historia, a grandes rasgos, muestra a la pequeña Clara (como Balanchine quiso llamarla, en vez de María, o Masha, el nombre usado en la versión original rusa), y su travieso hermano Fritz, reciben amigos que portan regalos para la fiesta. El misterioso Herr Drosselmayer, que lleva un parche negro sobre uno de sus ojos, padrino de la niña, llega a la fiesta con su sobrino y tres grandes cajas que al abrirlas, muestran muñecos que pronto ejecutan sus propias danzas.

El sobrino de Drosselmeyer entrega a Clara el famoso Cascanueces, del que la niña se prenda, pero Fritz lo rompe, cuando trata quitárselo. Pronto el orden se restablece y la fiesta toca a su fin. Al marcharse los invitados, Clara regresa a la sala en camisa de noche, en busca de su amado Cascanueces.

Allí comienza la fantasía del sueño de la niña, cuando el árbol de Navidad crece y crece hasta tocar el techo. Luego aparecen los ratones y los soldaditos que marchan desafiantes, hasta que aparece el rey de los ratones, y entabla un duelo con el Cascanueces, convertido en soldado. Ambos contrincantes caen heridos, pero sorpresivamente el Cascanueces vuelve a la vida, y se convierte en el príncipe que transporta a la niña al país de las golosinas, atravesando antes por el bosque donde danzan los copos de nieve. En el maravilloso país a donde llegan los viajeros, aparecen diferentes golosinas que danzan para ellos, como Mazapanes, Chocolate, Té, Café, y otras delicias.

Reparto

El papel principal del Hada Garapiñada (Sugar Plum Fairy) estará a cargo de Megan Fairchild, y su Cavalier lo interpretará el madrileño Joaquín De Luz, atractiva pareja que no dudo encantará a los espectadores;  el rol de la Gota de Agua (Dew Drop) , que encabeza el famoso Vals de las Flores, ha sido entregado a Ashley Bouder, que centellea en la escena por su velocidad.   Los demás papeles incluyen a Adam Hendrickson, como el misterioso  Herr Drosselmeyer; el Mazapán ha sido confiado a Tiler Peck; Chocolate Caliente dará calor a nuestras almas en las actuaciones de Anna Sophia Scheller y Adrian Danzig-Waring; como Café aparecerá Teresa Reichlen: en el delicioso rol del Te,  veremos a otro madrileño, Antonio Carmena; el dinámico Daniel  Ulbricht será el travieso Candy Cane (Caramelo bastón),  quien con sus vueltas y brincos dearrebata siempre a los que gustan del virtuosismo danzario; Madre Ginger será Andrew Scordatti (sí, un hombre en “travesti”);  las Flores principales serán Savannah Lowery y Rebecca Krohn; Lauren Lovette y Mary Elizabeth Sell aparecerán como dos Muñecas; el Soldadito principal será Anthony Huxley, mientras el amenazante Rey de los Ratones estará a cargo del talentoso Justin Peck, y el Dr. y Frau Stahlbaum, los dos anfitriones propiciadores de las  fantasias de Clara, estarán a cargo de Gwyneth Muller y Ask laCour. El espectacular final deja estrellas en los ojos de los niños: el trineo que transporta a Clara y su Príncipe probablemente al irreal mundo de “nunca jamás”, que vuela por la escena hasta desaparecer de ella.

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