Hedwig and the Angry Inch

En busca de la libertad

Con varios Tony Award acumulados, la pieza subió al escenario del Eisenhower Theater del Kennedy Center de DC, y permanecerá hasta el 2 de julio. Euan Morton protagoniza esta historia escrita por John Cameron Mitchell, estrenada en off-Broadway en 1998.

Deja un comentario Por () | 17/06/2017

Euan Morton, como Hedwig en "Hedwig and the Angry Inch" en el Kennedy Center de DC. Foto: Joan Marcus. Gentileza JFKC.

Euan Morton, como Hedwig, en “Hedwig and the Angry Inch” en el Kennedy Center de DC. Foto: Joan Marcus. Gentileza JFKC.

Cuando en 1998 se estrenó “Hedwig and the angry inch” en un teatro del off-Broadway, el Jane Street Theatre, quizás el mundo recién empezaba a sacarse algunos tabúes en relación a la homosexualidad, al travestismo y la transexualidad. Hoy, después de casi 20 años, este musical, que en su momento fue absolutamente innovador y transgresor, ha adquirido identidad propia, y en 2014, llegó a Broadway. Con varios Tony Award en su maleta, la pieza subió esta semana al escenario del Eisenhower Theater del Kennedy Center de DC, y permanecerá hasta el 2 de julio.

Con Euan Morton en el rol protagónico, esta historia escrita por John Cameron Mitchell -quien también interpretó la primera versión del musical- con música de Stephen Trask, cuenta con la dirección de Michael Mayer. La trama se desarrolla en torno a la vida de una cantante alemana transexual, Hedwig Robinson, quien narra su historia y su llegada desde la Alemania del Este hasta Kansas.

Euan Morton, hace una actuación intensa en la que no sale de escena en las casi dos horas que dura la obra. Foto: Joan Marcus Gentileza JFKC.

Euan Morton, hace una actuación intensa en la que no sale de escena en las casi dos horas que dura la obra. Foto: Joan Marcus Gentileza JFKC.

Una suerte de unipersonal autobiográfico que pone al personaje central al desnudo a través de una ópera rock, con conmovedoras canciones y una historia, inevitablemente, desgarradora. Un niño afeminado que se interesó por el “origen del amor” que Platón describe en “El banquete”, donde narra la existencia de tres tipos de sexualidad. Cuando fue mayor, Hedwig se sometió a una operación de cambio de sexo -que salió mal-, para casarse con un soldado americano de quien se había enamorado. Y así logró saltar junto a su amor, al mundo de la libertad.

Abandonado al año de su casamiento, Hedwig decidió formar un grupo de rock, The Angry Inch, hasta que finalmente conoció a Tommy Gnosis, un joven que fue su amante y protegido antes de abandonarla, y robarle sus canciones. Morton, hace una actuación intensa en la que no sale de escena en las casi dos horas que dura la obra. Actúa, canta, se desplaza con la ligereza de una gacela y se interna a interactuar con el público cara a cara y cuerpo a cuerpo. Entre canciones, recuerdos que van y vienen, y esa obsesión por perseguir a Tommy (convertido en estrella de rock) en su gira, Hedwig deshilvana el dolor desde su condición más patética y despiadada. Junto a ella, su “marido” Yitzhak, en una actuación magnífica de Hannah Corneau, cantante y actriz con una voz estupenda y un excelente dominio corporal.

Hannah Corneau como Yitzhak en "Hedwig and the Angry Inch. Foto: Joan Marcus. Gentileza JFKC.

Hannah Corneau como Yitzhak en “Hedwig and the Angry Inch”. Foto: Joan Marcus. Gentileza JFKC.

De vez en cuando, Hedwig abre una puerta que está al fondo de la escena, tratando de saber lo que está ocurriendo con Tommy, al tiempo que sojuzga y maltrata a Yitzhak. Y en ese juego interactivo de los personajes, el ausente también cobra presencia.

La puesta, bastante estática, se limita a dar espacio a una espectacular banda de rock, integrada por Justin Craig, en la dirección musical, guitarra y teclados; Matt Duncan, en bajo, guitarra, teclado y voz; Peter Yanowitz, en percusión, y Tim Misloc, en guitarra y voz. Mientras Morton, con una ductilidad fuera de lo común, logra cantar mientras da vueltas carnero en la escena, se articula y se desarticula, cambia sus pelucas, su ropa, sube y baja de un auto abandonado que forma parte de la escenografía, al tiempo que el escenario, con bloques móviles se va transformando.

De pronto, baja una suerte de estructura en la que cabezas de maniquíes con pelucas comienzan a moverse de manera casi automática. Proyecciones de fondo, una banda a todo vapor, luces que apuntan a la platea, y Morton, con movimientos sensuales y sexuales sugerentes va transformando la escena, de la misma manera que su personaje adquiere otro perfil, más patético y más despiadado.

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