Royal Danish Ballet

Una lección de danza

Después de la visita al Zellerbach, de Berkeley, CA, la compañía danesa, que reafirma su técnica en la escuela de Auguste Bournonville, siguió su gira por Washington, DC y Nueva York. Una tradición que, más allá de los toques tecnológicos y modernos, privilegia la danza.

Deja un comentario Por () | 10/07/2011

El Royal Danish Ballet recorrió cuatro ciudades de los Estados Unidos con un programa que incluyé clásicos y contemporáneos. Foto: Per Morten Abrahamsen. Gentileza RDB.

El Royal Danish Ballet, ahora bajo la dirección de Nicolaj Hübbe, llegó al Zellerbach el 31 de mayo, para presentar  dos funciones de la versión de “La Sílfide” de Auguste Bournonville, que data de 1836, con la compañía  compuesta por 70 bailarines de diferentes nacionalidades. A esta función le siguieron dos representaciones de ballets contemporáneos y luego la compañía continuó con su gira por Washington,  DC, en donde presentó “Napoli” y “A Folk Tale”, y Nueva York, con un repertorio que incluyó “La Silphide” y “The Lesson”. 

Precediendo al antiguo  ballet romántico de dos actos, se presentó “The Lesson”, según la versión de Fleming Flindt sobre la obra de Georges Ionesco del mismo nombre, referente a un maestro entrado en años,  que en fin de cuentas asesina a una estudiante  con ayuda de la ama de llaves.

En la adaptación de Flindt, Thomas Lund personificó al maestro de ballet, con la aprendiz  Ida Praetorius, que solo cuenta 17 años de edad, como la estudiante.  Maria Bernholdt  fue la pianista en ambas funciones; delgada, y menuda, la amenazante colocación de las sillas en el comienzo de la obra, evoca rigidez en sus largas zancadas, igual que en los pequeños pasos que da constantemente a lo largo del sótano donde está situado el estudio. El repetido sonar del timbre de la puerta de la calle, es acentuado por la inquietud de las piernas de la estudiante, que se ven cuando espera por entrar. Praetorius, que debutó en el rol, se muestra  como  una entusiasmada joven bailarina.

La estudiante es reconvenida por la pianista, que la obliga a asumir una postura recatada a su lado, cuando el maestro aparece en el estudio. Lund, que encarna el papel por primera vez en cinco años, hace su entrada por la derecha de la escena, con una mano casi engarrotada sobre el pecho, y tan tímidamente introvertido que uno se pregunta cómo es posible que pueda establecer comunicación con su alumna.

Hacer demandas a sus discípulos, cuando parece que apenas puede chasquear los dedos, establece contrastes con la agilidad de la estudiante. Aparentemente satisfecho, el maestro se acerca al piano para retraer las zapatillas de punta que aparecen sobre el instrumento, y discute con la pianista, la cual ha retirado anteriormente otro par. El maestro cierra las cortinas, cuando la estudiante se calza las brillantes zapatillas color rosado.

El maestro y la estudiante comienzan la lección con gran calma, pero él prefiere ignorar el cansancio que la alumna muestra tener, y le exige que continúe. Ejecutando jetés con una agitación que va en aumento, el maestro comparte con ella las rutinas, sirviéndole de pareja, hasta que la estudiante cae exhausta sobre la barra, y allí encuentra la muerte al ser estrangulada por el maestro. Posteriormente el maestro se desploma; la pianista viene a socorrerlo. Ambos se llevan el cuerpo de la alumna; se oye de nuevo el timbre de la puerta, y otra estudiante espera, mientras la pianista arregla la habitación y cierra las cortinas.

El 1 de junio, Mads Blangstrup y Alexandra Lo Sardo hicieron su debut en ambos papeles. Blangstrup parce marcadamente siniestro o loco, en contraposición a Lund que parecía un personaje patético. Uno podía ver a la Bruja Madge a través de la historia del bailarín. Lo Sardo muestra ser sensualmente tímida, pero al final se convierte en una especie de muñeca de trapo. 

La caracterización de Lund  llevó al maestro de ballet de una figura patética, a un ser totalmente loco. A su vez, la interpretación de Blangstrup fue peligrosa desde el comienzo. El baile de ambos intérpretes alta calidad. Lund, de menor estatura, tiene proporciones que recuerdan las pinturas que aparecen en libros de textos del siglo XIX. Por su físico, Blangstrup pudiera decirse que es sobrino del legendario Erik Bruhn.

Los contemporáneos

El programa contemporáneo bajo el título “Coreógrafos Nórdicos” incluyó obras de los finlandeses Jorma Elo y Jorma Uolinen, y estuvieron representados con “Lost on Slow” (Perdido despaciosamente) y “Earth” (Tierra). La primera obra de Johan Koborg, afamado bailarín principal del Royal Ballet de Londres, titulada “Alumnus”,  mostraba dos títulos adicionales, “Les Lutins”, y “Salute” (Saludo).

El primer trabajo, sin embargo, de arreglos de Thomas Lund y Nicolaj Hübbe, sobre la compilación que Hans Beck  hiciera de las colecciones de los ejercicios diarios para hombres  de Auguste Bournonville, fue titulada “Bournonville Variations”. Una docena de hombres llegan a la escena vistiendo capas de agua, se las quitan, y comienzan a trabajar sobre una mezcla de ejercicios de un régimen de seis días que comienzan y terminan con Pas de la Vestale, y seguidamente pasan  a petit allegro, luego a  grand allegro, añadiendo saltos en ronds de jambes en l´air, una mazurka, brisés, batterie y enchainement, con inclusión de solos de cada hombre. Muy fácil de seguir con la vista, y repleto de despreocupación, únicamente posible si hay  familiaridad; esto es algo que se debe ver con frecuencia, para poder apreciar justamente lo bien que esto define al bailarín danés.    

En “Lost on Slow”,  Jorma Elo utiliza la animada composición de Antonio Vivaldi para tres parejas, agradable y mucho más atractiva que otras anteriores suyas, excéntricas y que  distorsionan el vocabulario clásico.

El ensayo coreográfico de Kobborg, se basa en las relaciones típicas que en años anteriores  han existido entre chicos y chicas, a quienes sigue un mayordomo que sitúa a los dos géneros a través de variadas disciplinas. Quince bailarines se despliegan en trios, un pas de six, y pas de sept. Los coqueteos y otras muestras de afecto, permiten ver las demostraciones de ternura y gracia de la técnica de Bournonville para las mujeres, igual que para la tírame-a-la-cara frescura de los hombres, que en alguna forma evocan la ligereza del encanto de los Ballets Russes en sus días de gloria. Sería simplemente encantador que surgiera otro maestro demi-charactére en nuestro medio; un estilo de danza que ha desaparecido después que Leonide Massine dominara el ambiente danzario como su máximo exponente.

“Earth”, de Uotenen, fue inspirado por la arcilla  roja de Australia, y quizás también por las reuniones de los aborígenes. Una docena de hombres vistiendo sayas que asemejan las de los escoceses, bailan a los compases de una versión para cello de la música de Metallica. Una pieza de fuerza, como se esperaba, por más que resulta casi monótona por la música, creada en 20035, no obstante,  los daneses la bailaron con su vigor y entusiasmo regular.

Si bien está claro que Hübbe quiere que el repertorio de la compañía tenga importancia en el siglo 21, no es sorpresivo que los trabajos más absorbentes en el programa, están firmemente dirigidos por las tradiciones de Bournonville, y de demi-charactére. Además de la contribución de Flindt, vista en el programa I, los daneses siempre serán bienvenidos  bailando lo que ellos conocen mejor, que, por supuesto, bailan magistralmente.

Con la tradición que la caracteriza, esta compañía reafirma la calidad y deja en el espectador una visión diferente de la danza en sí misma.

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