IV Festival de Danza Contemporánea Vertientes

Nadie queda afuera

Desde el 6 hasta el 20 de noviembre, compañías, agrupaciones de danza, coreógrafos, bailarines emergentes, estudiantes de enseñanza superior o egresados, y bailarines de oficio a nivel nacional e internacional se reunieron en Santiago para celebrar la danza.

Deja un comentario Por () | 28/11/2011

La inauguración contó con la puesta de la obra "Surprised body project" de la compañía Wee de Noruega. Foto gentileza Vertientes.

Desde el 6 hasta el 20 de noviembre se realizó en Chile el IV Festival de Danza Contemporánea Vertientes 2011 que convoca a compañías, colectivos, agrupaciones de danza, coreógrafos y bailarines emergentes, estudiantes de enseñanza superior o egresados, y bailarines de oficio a nivel nacional e internacional.

En esta nueva versión se presentarán ocho obras para sala, dos muestras en plazas abiertas y cuatro funciones de extensión gratuitas en Plaza Ñuñoa, Zócalo de la Municipalidad de Recoleta y en el Espacio Matta de La Granja.

El colectivo Vertientes, quien organiza y produce festival, está  formado por Constanza Morales a cargo de la Dirección General, Rodrigo Chaverini encargado de Gestión y Difusión y Karen Schmeisser a cargo de la  Administración y Producción.

Cuenta con el financiamiento del FONDART, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes del Gobierno de Chile y el auspicio del GAM (Centro Cultural Gabriela Mistral) sede del festival.

La inauguración contó con la puesta de la obra “Surprised body project” de la compañía Wee de Noruega. Dirigida  por  Gry Kipperberg y el coreógrafo Francesco Scavetta, quien creó la obra en colaboración con los bailarines Juan Dante Murillo Bobadilla, Gry Kipperberg, Meri Pajunpää, Sudesh Adhana, Orfee Schuijt.

Una presentación de danza en la que la música fue más importante que el movimiento. La  música de Jon  Balke,  fue la protagonista indiscutida. El Grupo Batagraf (Ingar Zach, Snorre Bjerck, Jon Balke) explora con los sonidos y nos sorprende con nuevas formas de hacer sonar los instrumentos.

Los bailarines se desplazaron por el espacio bajo consignas reconocibles. Las entradas y salidas de los cinco fueron predecibles. Sólo uno o dos momentos de humor distrajeron al público de los músicos, quienes en todo momento cautivaron la atención.

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