Random Dance

Un cambio de tono

Wayne McGregor, en “FAR”, presentada el 18 de enero en el Yerba Buena Center for the Arts, muestra una obra más intimista que las piezas anteriores del coreógrafo. La música, que utiliza diferentes géneros, es una de las grandes protagonistas, sumada a la iluminación.

Deja un comentario Por () | 08/02/2014

Catarina Carvalho, de Random Dance, en "FAR", obra de Wayne McGregor presentada en San Francisco, California. Foto: Ravi Deepres. Gentileza YBCA.

Catarina Carvalho, de Random Dance, en “FAR”, obra de Wayne McGregor presentada en San Francisco, California. Foto: Ravi Deepres. Gentileza YBCA.

Dos y luego más bailarines llevan antorchas cuando se abre el telón. Una luz remota acompaña a esas antorchas. Un cálido resplandor íntimo que pareciera diseñar el salón de la casa de un patrocinador de arte de lujo construyen la iluminación de Lucy Carter.

Sin embargo, Wayne McGregor, en “FAR”, presentada el 18 de enero por Random Dance en el Yerba Buena Center for the Arts de San Francisco, California, se asegura de que el clima íntimo de la iluminación encuentre su contrapartida dando a sus bailarines la posibilidad de ir más allá de la icónica hiperextensión Balanchine.

La música de Ben Frost también se pliega a esa hiperextensión, empezando por la ópera , el madrigal, arias, música electrónica y vuelve a los cantos gregorianos. En los decorados hay un gran panel móvil de luces LED que asciende y desciende como si fuera una segunda cortina. En la coreografía se pliega la experiencia sensorial en una mezcla emocionante.

Destacan Catarina Carvalho, Jessica Wright, Anna Nowak, Alvaro Dule, Michael-John Harper y James Pett, pero en verdad, todos los bailarines son interesantes. En particular, un pas de deux en el que Carvalho y su pareja, en el escenario iluminado sólo por luces LED con puntos brillantes en los centros.

Un bailarín camina hacia atrás en diagonal, sus ojos fijos en las luces. Todas las luces se apagan, excepto una que se convierte en una suerte de estrella de Belén. Una bailarina gira una válvula imaginaria en arabesque. La Estrella de Belén se multiplica y cambia su posición.

Harper entra y se abre el espacio para los otros. Fukiki Takase, con una blusa de color malva, va hacia atrás y hacia adelante. Un bailarín hace lo mismo desde bambalinas.

Tal vez debido al fenómeno de que la marca y la celebridad de McGregor experimentaron un aumento tan astral, los críticos se preguntan razonablemente si su estrella se quema relativamente temprano. Tras el éxito de “Eden , Eden”, y el cálido abrazo del público de “Chroma”, algunos expresaron la opinión de que en “Borderlands” McGregor hizo una “mezcla” de obras anteriores. “FAR” es una pieza más audaz y sin embargo, más íntima que las otras tres. Tres bailarinas danzan con estiramientos y estocadas en una suerte de “conversación de género”, al tiempo que entran los hombres y se establece una suerte de intercambio. Y todas las luces estallan en un instante.

Travis Knight Clausen y Catarina Carvalho ofrecen un pas de deux que mantiene la dinámica de todo el trabajo. Álvaro Dule y Jessica Wright realizan combinaciones idénticas uno al lado del otro. Su asociación es algo así como una proeza atlética, como si fueran un par de físicos que trabajan en algo singularmente secreto y espectacular.

Otros se unen a ellos como los números de las pantallas de panel de luz, y un chisporroteo en la partitura presenta la música instrumental de cuerda. El panel desciende. Bailarines en una sola línea se enfrentan a la audiencia, y se rompen en movimiento dentro y fuera de la silueta. Dos hombres bailan un dúo marcados por el encantamiento de un texto poético.

En los momentos finales, cantos gregorianos. Y el panel de luz se levanta de nuevo.

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