“Cascanueces” de Iñaki Urlezaga se presentó en La Plata con una puesta atrayente.
Fotos gentileza del Teatro Argentino de La Plata.
Galería de fotos

La nueva versión de “El Cascanueces” de Iñaki Urlezaga ha de constituirse en verdadero hito referencial para la historia de la importante troupe del Teatro Argentino de La Plata. Es la primera vez que lo encara la compañía de manera integral, completando así la trilogía de célebres ballets con música del compositor Piotr Ilich Tchaicovsky.

Claro está que lo ha hecho con gran esfuerzo superando carencias de grandes figuras estelares. Aunque ha sido presentado con puesta atrayente, imponente en algunos momentos, merced a la combinación de valores artísticos que surgen de la escenografía de Juan Carlos Greco, vestuario seleccionado de las existencias del teatro, e iluminación de Greco y Gabriel Lorenti.

Importante fue la ejecución de la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata conducida por Esteban Gantzer y diáfanas intervenciones de las voces del Coro de Niños con dirección de Mónica Dagorret.

Para Urlezaga es un éxito que se suma a sus antecedentes, ahora como coreógrafo de un ballet “full-length” que carga con el prestigio de haber sido gestado dentro de la escuela imperial rusa. Sin embargo, la noche del estreno no careció de inconvenientes, superados con profesionalidad. A pocos minutos de la aparición de Christian Pérez como co-protagonista, algo ocurrió mientras simulaba un peleado enfrentamiento con el rey de los ratones (respondiendo a los pasajes del cuento de E.T.A.Hoffmann adaptado) y debió salir de escena renqueando. Pero la acción continuó un poco más, hasta que cayó el telón y la orquesta se detuvo. Se anunció el accidente y el reemplazo de la pareja central (Genoveva Surur-Pérez) por Julieta Paul y Franco Cadelago, reconocidos artistas de la compañía que iban a tener a su cargo otras funciones.

Y felizmente, ambos, luego de superar cierto nerviosismo, culminaron vigorosamente su labor apoyándose sobre todo en su técnica segura que equilibró cierta frialdad interpretativa. Relevante el paso de “manège” de Cadelago y las terminaciones de aquél con Julieta Paul en “poison”. El pas-de-deux –siempre atractivo– da posibilidades de lucimiento a la pareja central.

En todo este despliegue, la compañía del Argentino contó con la acertada conducción de Cristina Delmagro, ex primera figura del Ballet del Teatro Colón y ex maestra de del Instituto Superior de Arte del mismo teatro.

El elenco también respondió bien a este esfuerzo mancomunado con actuaciones destacadas como la de Walter Aón en misterioso y gestual Drosselmeyer, Claudio González (padre), Caroline Queiroz y Lisandro Casco (Flautilla), Juan Manuel Ortiz (rey de los ratones), con notable desempeño del conjunto femenino en el vals de los copos de nieve.

Comenta este artículo

Puedes ser el primero en dejar un comentario.