Festival Internacional de Ballet-Cuba

Nostalgias y euforias de una tradición

Del 28 de octubre al 6 de noviembre se realizó este emblemático encuentro con la danza que, como en ediciones precedentes, reunió una impresionante cifra de invitados, entre estrellas internacionales y conjuntos provenientes de algo más de 20 países.

Deja un comentario Por () | 26/11/2018

En la vigésimo sexta edición del se presentó la versión de “Carmen” de Alberto Alonso, con Gretel Morrejón en el protagónico. Foto: Nancy Reyes. Gentileza NR.

En la vigésimo sexta edición del se presentó la versión de “Carmen” de Alberto Alonso, con Gretel Morrejón en el protagónico. Foto: Nancy Reyes. Gentileza NR.

En esta vigésimo sexta edición, el Festival internacional de ballet de La Habana adquiere el nombre de su cofundadora Alicia Alonso, prima ballerina assoluta siempre directora general del Ballet Nacional de Cuba (BNC), la compañía anfitriona de estos mega-eventos bienales que ha decidido festejar por lo alto los 70 años de su fundación.

Bajo la presidencia de la Alonso, el comité organizador ha convocado para esta cita del 28 de octubre al 6 de noviembre –como en ediciones precedentes- una impresionante cifra de invitados, entre estrellas internacionales y conjuntos (23), provenientes de algo más de 20 países.

Este festival, considerado como el de mayor envergadura en el hemisferio occidental, se mantiene como un encuentro de artistas y creadores sin carácter competitivo ni de lucro, por lo cual el máximo galardón que reciben es el aplauso entusiasta y sincero del público cubano, conocedor del arte de Terpsícore.

Desde su creación, en 1960 (de 1974 a 2016 fue establecido su carácter bienal), han participado 61 países de los cinco continentes. En la presente edición, ha culminado exitosamente, hemos podido disfrutar y valorar cinco estrenos mundiales: tres concebidos por coreógrafos foráneos y dos por cubanos (una bailarina del BNC y otro residente en el exterior). Igualmente, fueron representados más de 30 estrenos en Cuba. A todo ello sumamos la presencia de personalidades relevantes, tales como la argentina Paloma Herrera (ex-estrella del ABT y actual directora del Ballet Estable del Teatro Colón de Buenos Aires); Kara Medoff Barnett, directora ejecutiva del ABT; el bailarín y coreógrafo sueco Pontus Lidberg, director artístico del Danish Dance Theatre; el francés Pierre-Francois Heuclin, consejero personal del Director de la Ópera de París, entre otros.

Hee Seo interpretó “Giselle” con el elegante y solícito Albrecht de Cory Stearns, ambos del ABT. Foto: Gene Schiavonne. Gentileza ABT.

Hee Seo interpretó “Giselle” con el elegante y solícito Albrecht de Cory Stearns, ambos del ABT. Foto: Gene Schiavonne. Gentileza ABT.

Es un esfuerzo agónico el resumir, con las justas valoraciones, lo sucedido sobre los diferentes espacios escénicos –esta vez fueron cinco salas de la capital, diariamente-, sin excluir los salones de clase de la Escuela nacional de ballet “Fernando Alonso”, donde maestros cubanos de reconocida valía impartieron clases magistrales, con aplicación metodológica de la vigente y vital “escuela cubana de ballet”-In memoriam al Maestro paradigmático-, que incluyó a algunos residentes en Estados Unidos (formados en dicha escuela), como Lorna Feijóo (de gran rigor en sus correcciones) y Marcos Madrigal, o Víctor Gilí, así como Aurora Bosch (una de las llamadas “cuatro joyas”).

Una mención especial a los diversos eventos colaterales, organizados con tino por la Oficina de prensa y comunicaciones del BNC, que incluyó -entre otros- las inauguraciones de muestras fotográficas (dos significativas de Ani Collier de Florida y la cubana Nancy Reyes), presentaciones de libros (el dedicado a la escritura coreográfica de Alonso por la académica Ivette Fuentes, y el volumen enjundioso sobre la vida y obra de Marius Petipa editado en Madrid por Jesús Rivera Rosado); además, dos importantes exhibiciones por premios nacionales de artes plásticas: Zaida del Río y Nelson Dominguez.

Este festival habanero se ha caracterizado por un hito particular. Teniendo en cuenta los cambios ocurridos en las leyes migratorias y ciertas flexibilidades en el sistema político del país, fueron invitados (mediante otras coyunturas particulares y de posturas fraternales, bailarines afincados con éxitos en distintos sitios de la geografía planetaria), a bailar en este evento: algunos, en décadas, anhelaban esta ocasión, y también los aficionados locales que han seguido con pasión el desarrollo de sus carreras. Otros no pudieron asistir –como era su deseo-, por obligaciones contractuales con sus compañías de ballet, coincidentemente en temporadas y estrenos.

Una situación menos eufórica y más preocupante ha marcado esta edición: la ausencia física de la tan apreciada leyenda viva de la danza mundial, Alicia Alonso. Una repentina y transitoria afección pulmonar la ha mantenido en reclusión domiciliaria, por orden de los médicos que la atienden. Hacemos votos por su pronto restablecimiento para festejarle, como se merece, sus 98 primaveras el próximo 21 de diciembre.

Los programas

Se estrenó en el Festival “Ciudad de Luz”, de Pepe Hevia, dedicada al medio milenio de La Habana, con Gretel Morejon y Aram León. Foto: Nancy Reyes. Gentileza NR.

Se estrenó en el Festival “Ciudad de Luz”, de Pepe Hevia, dedicada al medio milenio de La Habana, con Gretel Morejon y Aram León. Foto: Kike Smith. Gentileza KS.

Una acertada estructura en la programación general de los espectáculos –que atribuyo a los esfuerzos ingentes del Coordinador general Heriberto Cabezas y del subdirector técnico y diseñador Salvador Fernández, con veteranía en estas lides-, quienes concibieron dos Galas como pórticos: la inaugural (con el Desfile de las escuelas y la compañía, así como el primer discurso en este evento por el nuevo Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez) y la de Clausura (donde flotaba un sentimiento de tristeza, reforzado por la ausencia de una orquesta en vivo que produjera un elemento climático con la obra no elegida para el colofón).

Y como puentes climáticos de esta dramaturgia, fueron las galas dedicadas a dos significativas efemérides en los anales de la danza: el homenaje al gran maestro marsellés Marius Petipa en su bicentenario, y al aniversario 75 del debut consagratorio de Alicia Alonso en el rol titular del ballet “Giselle”, en el antiguo Met de Nueva York. El cuerpo de baile del BNC recibió las ovaciones merecidas por la impecable ejecución del segundo acto, con el afinado acompañamiento musical de la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Giovanni Duarte.
Exitosas fueron en la escena del Teatro Mella, las del Ballet del Teatro Nacional de Praga, y las del Ballet del Gran Teatro de Ginebra (con una espléndida producción de “Carmina Burana” de Karl Orff, en la elogiada versión de Claude Brumachon), también sorprendió por su creatividad y expresividad teatral el Danish Dance Theatre en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba, con “Siren”, la más reciente pieza de Lidberg, inspiración poética de ciertos pasajes del viaje de Ulises en la Odisea de Homero.

“Próspera”, dedicada a Alicia Alonso, una visión íntima y personal de la era isabelina de la joven coreógrafa inglesa Cathy Marston. Foto: Nancy Reyes. Gentileza NR.

“Próspera”, dedicada a Alicia Alonso, una visión íntima y personal de la era isabelina de la joven coreógrafa inglesa Cathy Marston. Foto: Kike Smith. Gentileza KS..

Muy aplaudida con final en pie, el conjunto “ad hoc” de Estados Unidos Stars of the American Ballet, liderado por el virtuoso bailarín Daniel Ulbricht, integrado por “principals” y solistas del New York City Ballet. Estas producciones se alternaban con noches de concierto (los llamados “highlights programs”), donde algunos de ellos deslumbraron por su virtuosismo técnico, aunque los estilos sufrieran en su autenticidad, tales como Rasta Thomas, María Kochetkova, Joaquín de Luz, Isabella Boyston, Teresa Reichlen, Aram Bell, la italiana de La Scala Petra Conti, y la sudamericana Mary Carmen Catoya, con mención aparte para la coreana del ABT, Hee Seo, en una entrega fenomenal como Giselle, con el elegante y solícito Albrecht de Cory Stearns.
La razonable desmesura fue la respuesta de las audiencias que asistieron a las únicas presentaciones de Rolando Sarabia, Taras Domitro, Marizé Fumero, Adiarys Almeida, Lissi Báez, Carlos Quedit. Particular destaque par a dos representantes de una cultura tan distante de nuestro ámbito: de Mongolia Altan Khuyag-Dugara (un divo en su país) y Anujin Otgontugs. Reconocemos el desarrollo artístico de la pareja cubana en Australia, Yanela Piñera y Camilo Ramos, así como el carisma exhibido por Arionel Vargas, Javier Torres y Dayesi Torriente (laureados en tierras europeas).

“La forma del rojo” de Ely Regina, fue otra de las novedades coreográficas que se presentaron en el festival. Foto: Nancy Reyes. Gentileza NR.

“La forma del rojo” de Ely Regina, fue otra de las novedades coreográficas que se presentaron en el festival. Foto: Kike Smith. Gentileza KS.

Entre los estrenos absolutos, los más relevantes ora por su creatividad o por la entrega de los artistas en su desempeño fueron, “Próspera”, dedicada a Alicia Alonso, una visión íntima y personal de la era isabelina de la joven artista inglesa Cathy Marston donde se destacó Daniela Gómez; “Ciudad de Luz”-dedicado al medio milenio de La Habana- es un intenso dúo de ocho minutos de Pepe Hevia, ejecutado con musicalidad y pericia por Gretel Morejon y Aram León (lo mejor de la gala de cierre); “La forma del rojo” de Ely Regina, metáfora poética demostrativa de los talentos evidentes de la autora en próximos proyectos, y el solo “Ánima” de la española María Rovira para el primer bailarín del BNC Dani Hernández, rotundo y dueño de la escena en la Sala Lorca.

Por primera vez, participa como sala teatral del festival el primorosamente restaurado Teatro Martí, joya arquitectónica de la capital, el cual fue literalmente invadido con el arte del flamenco por tres compañías de fuste invitadas. Este coliseo decimonónico a la italiana con aforo para acomodar a 800 personas, sirvió de adecuada vitrina a Rafael Amargo y su grupo (su única actuación dejó muy mal sabor de boca en los asistentes y los organizadores, por incidentes extra-artístico), luego fue una delicia asistir al espectáculo didáctico y auténtico ofrecido por la Fundación Antonio Gades; finalmente, la función de lujo ofrecida por la notable bailaora –diz que del nuevo flamenco- María Juncal, que ya se le sitúa como la más juvenil entre otros eminentes de este arte, tales Joaquín Cortés, Antonio Canales , o Eva Yerbabuena. Para su “Suite Flamenca”, ella se hizo acompañar del excelente bailarín Alfonso Losa y de un espectacular par de cantaores.

El 6 de noviembre en la noche, en el prestigioso escenario del Gran Teatro Alicia Alonso, tuvo lugar el espectáculo de clausura con un programa concierto donde se repitieron piezas por artistas invitados y con coreografías de autores foráneos mayormente, y ninguna con el soporte musical en vivo. Finalmente, el solo interpretado por Viengsay Valdés, un brillante tour de force ( venía directamente del Teatro Nacional donde había interpretado con el BNC la producción en dos actos de “Giselle”), “ParAlicia”, creado por la cubana Tania Vergara (ahora residiendo en Estados Unidos) y estrenado hace varios años por la misma intérprete, siempre acompañada al piano por el propio compositor y reconocido pianista Frank Fernández , pieza para piano y banda magnetofónica, y secuencias de imágenes de la Alonso capturadas del filme “Giselle” y otros documentales cubanos, consiguió un mitigado climax de cierre. Las ovaciones en pie por varios minutos gratificaron a todos los intérpretes de esta noche. Sin embargo, el rostro de muchos aficionados al abandonar el coliseo mostraba una expresión poco festiva: el adorado icono cubano de la danza universal no estuvo allí.

 

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