National Ballet of Canada-Crítica

Alicia desafía la realidad

Christopher Wheeldom recreó el cuento de Lewis Carroll, “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”, y lo convirtió en un ballet de tres actos. Una coproducción entre la compañía canadiense y el Royal Ballet of London, que sigue en cartel en el Kennedy Center hasta el 27 de enero.

1 Comentario Por () | 22/01/2013

Aleksandar Antonijevic y Jillian Vanstone, del National Ballet of Canada, en "Alicia en el país de las maravillas". Foto: Cylla von Tiedemann. Gentileza JFKC.

Cuando Lewis Carroll imaginó a su Alicia, dejó de lado las convenciones para sumergirse en un universo donde todo es posible, ilógico, fantasmagórico, extraño. Christopher Wheeldom siguió los pasos del autor de “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”, para romper con algunos códigos del relato formal y armar su propio mundo de fantasías.

El coreógrafo inglés recrea parte de esta historia y la convierte en un ballet de tres actos. La obra es una coproducción entre el Royal Ballet of London y el National Ballet of Canada (NBC) que se estrenó en ambos países en 2011. Hoy, llega al Kennedy Center con el NBC y permanece en cartel hasta el 27 de enero.

El tradicional libro de Lewis Carroll, que describe y hasta critica a la sociedad victoriana de su época, está compuesto por relatos entrelazados en los que la protagonista inicia un periplo que la transforma. La historia se gestó durante un paseo en barco por el río Támesis en 1862. Lewis Carroll, inspirado en las fantásticas historias que les contaba a las tres hermanas Liddell, y especialmente a Alice, una niña de 10 años, escribió este libro que tuvo su correlato en un segundo, “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”.

La historia comienza cuando Alicia, sentada al aire libre junto a su hermana, divaga por el tedio. Repentinamente aparece un conejo blanco vestido con chaqueta y chaleco, que corre mirando su reloj de bolsillo y Alicia decide seguirlo.

Con un interesante y hasta sorprendente despliegue audiovisual creado por Jon Driscoll y Gemma Carrington, la puesta recupera el estilo de las ilustraciones del libro original realizadas por el dibujante inglés John Tenniel, que sirven como referentes de los diferentes episodios.

Wheeldon hace guiños a algunos de los ballets clásicos e incluye sátiras al Addagio de la rosa de “La bella durmiente”, y el Mago, la reunión familiar y el vals de las flores de “Cascanueces”. También utiliza elementos del teatro negro (el gato Cheshire) y títeres de varilla y de mano como en el caso de Alicia cuando cae en la madriguera, y los flamencos. Efectos interesantes, atractivos, bellos.

Ante este deslumbrante despliegue escénico, diverso en su técnica, en su estética y en su dinámica, la narración coreográfica se vuelve insustancial. Ninguno de los personajes, ni siquiera la propia Alicia alcanzan a contar la historia a través de la danza.

Los personajes de la vida real de Alicia son los protagonistas de su mundo imaginario. El mismo Carroll es el fotógrafo que luego se convierte en conejo blanco (Aleksandar Antonijevic); la madre (Greta Hodgkinson) es la cruel y despiadada Reina de corazones cuyo único placer es cortar las cabezas de quienes se animan a contradecirla. Un personaje rico, insoslayable, con toques de humor satírico que dejan ver un excelente trabajo técnico-actoral de Hodgkinson.

Wheeldon también incorpora una historia de amor entre Alicia (Jillian Vanstone) y Jack (Naoya Ebe), que en el mundo imaginario de la protagonista es la Sota de corazones. El mejor momento de ambos es el pas de deux final en el que logran mostrarse como sólidos bailarines a través de una propuesta coreográfica simple. Vanstone, con buenos y delicados brazos, es precisa, musical y cuidadosa. Ebe, es un consistente partenaire que mantiene, impecable, las elevaciones de su compañera. Tiene saltos precisos, giros veloces, y contribuye en un final donde aparece la danza ausente durante la obra.

Bob Crowley, el realizador de la escenografía, es el artífice de ese mágico efecto que hace que Alicia se encoja y se agrande por solo beber una poción extraña dentro de una botella.

La música de Joby Talbot, interpretada por la Opera House Orchestra con la impecable dirección de David Briskin, propone misterio, suspenso, y crea el clima perfecto para cada secuencia. Una magnífica partitura que mezcla disonancias con armonías tradicionales que parece ser la música justa para la Alicia de Carroll.

La “Alicia…” de Wheeldom es bella y atractiva, con aciertos indiscutibles como la oruga, el jardín de la Reina de corazones, el sombrerero y los diseños victorianos. Y por sobre todo, por esos magníficos toques de humor que satirizan el cuento, lo reinventan y lo inundan de color y frescura.

1 Comentario para Alicia desafía la realidad

  1. 01/03/2013 at 7:22 am | Permalink

    Me ha encantado vuestro post y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho “si lo bueno es breve es dos veces bueno”. Me gustara volver a leeros de nuevo.
    Saludos

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