Ballet contemporáneo Endedans

“La Carmen” tiene su versión gay

La más reciente creación de Tania Vergara, es una audaz, provocadora e inteligente versión “gay” del conocido argumento del francés Próspero Merimée, tan frecuentado por el ballet desde la ópera de Bizet

1 Comentario Por () | 16/10/2010

 

"La Carmen" de Tania Vergara se presentó por primera vez en La Habana. Fotos: Fernando Medina.

Estrenada mundialmente en mayo en su sede provincial del Teatro La Caridad de Camaguey (350 km al este de la capital cubana), llegó en septiembre al vasto escenario del Teatro Mella de La Habana, para la confrontación con una exigente audiencia, la más reciente creación coreográfica de Tania Vergara, fundadora y laureada directora artística del Ballet contemporáneo Endedans: “La Carmen”, una audaz, provocadora e inteligente versión “gay” del archiconocido argumento del francés Próspero Merimée, tan llevado y traído desde la ópera de Bizet, y con una versión de referencia para los cubanos como es la de Alberto Alonso para Plisétskaya, primero, y luego, para Alicia Alonso, con la orquestación tímbricamente danzante del ruso Rodion Schedrin, que resulta también soporte musical de esta producción.

En el contexto cultural cubano este estreno es un hito –si bien en el teatro dramático local este tema del homosexualismo, la homofobia y el bisexualismo había sido tratado con mayor o menor éxito artístico, cuando fue posible con la anuencia oficial –, en una manifestación de cierta envergadura y de manera tan explícita no había subido a los principales escenarios del país.

Los gay en Cuba

En necesario hacer un recuento –noblesse oblige – acerca del tratamiento denigrante sufrido por la población “diferente” , es decir que mostraban otra orientación sexual a la hétero, hasta llegar al encierro involuntario en granjas al efecto, durante el llamado, eufemísticamente, “el quinquenio gris” (para algunos fue algo más oscuro). Muy recientemente, en declaraciones públicas, con amplia repercusión mediática, el propio líder convaleciente Fidel Castro “ofreció sus disculpas” a esa comunidad por los desatinos cometidos durante su mandato presidencial, entre los años 70 y 80 de la pasada centuria.

Esta cuestión contrasta con una nueva etapa, a partir de un movimiento nacional liderado por el Centro nacional de educación sexual (CENESEX) que preside la máster en ciencias Mariela Castro Espín (hija del actual presidente Raúl Castro)–, el cual ha logrado la autorización de las primeras operaciones de transexo gratuitas en el país–, en búsqueda de la equidad de género y sexual. Un clima de tolerancia se instala, lentamente, pero evidentemente, ejemplo de ello ha sido el excelente documental “Otra Carmen”, realizado por el joven documentalista Rolando Almirante, que va más allá de un simple “making off” de esta pieza de Vergara, pues incluye los talleres que se ejecutaron con todos los intérpretes de la obra, dirigidos por los expertos en sexología del CENESEX, quien lo apoyó, junto con el patrocinio de la Agencia Canadiense de Cooperación. En las entrevistas, en vivo, con los protagonistas pudimos apreciar el esfuerzo de interiorización y ulterior desdoblamiento exigido por la coreógrafa, particularmente en las escenas de travestismo, “para evitar toda caricatura o burla”.

Tania vergara

La creadora logra una notable comunicación conceptual con la heterogenia audiencia, al provocar el efecto deseado –en las cuatro representaciones habaneras a teatro lleno – hasta lograr, en ciertas escabrosas secuencias, los “gasps” de asombro, como en los duetos, tríos y solos (que considero lo más logrado), en general tan conmovedores, a veces al límite del sobrecogimiento, como en la trágica escena conclusiva. El lenguaje ecléctico del movimiento empleado aquí se desplaza entre lo neoclásico, lo posmoderno, la danza moderna, o la danza-teatro, con unos guiños de homenaje al autor de la “Carmen”, el malogrado Alberto Alonso, en la gestualidad de los conjuntos.

Vergara resuelve felizmente las situaciones agónico –coréuticas cuando tiene en sus manos a un José interpretado por un notable bailarín-actor, Marcos Rodríguez, y una estelar encarnación gay de la Carmen por un andrógino Randol Díaz. Sus contrapartes, Bárbara (por Micaela), de una justísima Yanexi Mendoza, y el robusto y adecuado roquero como Esteban (el Torero, del original), por Pavel Martínez (en mi opinión, fue desafortunado su remplazo en las últimas funciones por un buen ejecutante de ballet clásico, quien desenfocó el personaje con sus deslumbrantes saltos y giros, una nota disonante aquí).

La puesta en escena tiene sus más y sus menos. El vestuario es afortunado, y no puede ser de otro modo con el apoyo de un diseñador de gran experiencia y sabiduría en su profesión como Eduardo Arrocha. En cambio, el diseño escenográfico cayó en una simbología pedestre, con el empleo de simples elementos corpóreos sobre escena, como un abanico gigante (de claros tonos rosa), lo femenino, y tres pilares con telas azules, como el elemento fálico. ¿Acaso un ingenioso diseño de luces no hubiera bastado para una producción minimalista?

La primera parte del programa incluyó dos breves piezas, también de Tania Vergara: “Las manos que nunca me tocaron”, con música de Mozart, para un loable cuarteto femenino, ejecutando una “levitación” danzante con unos partenaires “invisibles, el déja vue, de los bailarines detrás de un ciclorama azul. Igualmente, con un quinteto del conjunto, y siempre con la estelar solista Yanexi Mendoza, “Perdóname el espanto de buscarte” con música de Massive Attack y Philip Glass. Entre estas dos piezas, el fugaz dúo femenino “La otra habitación”, también con música de Massive Attack.

1 Comentario para “La Carmen” tiene su versión gay

  1. 07/12/2010 at 1:00 pm | Permalink

    Muy bueno tu post, te felicito!

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