Ballet Español de Cuba

Con la herencia española

El estreno mundial de “Emigrantes”, de la coreógrafa y primera bailarina Irene Rodríguez, en la Sala García Lorca de la Habana, celebra los 23 años de la compañía.

Deja un comentario Por () | 02/09/2010

Ballet Español de Cuba estren[o @emigrantes@ en el Gran Teatro de la Habana. Fotos> Nancy Reyes.

El ballet “Emigrantes”, obra en dos actos, ha sido concebida por la joven primera bailarina y coreógrafa del Ballet Español de Cuba, Irene Rodríguez –su debut con una importante producción para toda una noche y con una plantilla numerosa de bailarines y técnicos así como de recursos escénicos considerables–, para rendir homenaje a la eximia figura cubana de la danza, Alicia Alonso, en su jubileo nonagésimo y a los cientos de miles de emigrados de la península ibérica (y sus sucesivas generaciones), que se afincaron en Cuba, y que aportaron su idiosincrasia, acervo cultural, generosidad, al echar raíces “en la terra màs fermosa que ojos humanos vieron” (según el gran almirante Colón).

Igualmente, este estreno mundial ha contribuido a festejar los 23 años de existencia continuada de esta compañía nacional de danza, que dirige su también coreógrafo y primer bailarín Eduardo Veitía, en su habitual escena de la Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habanas el pasado junio y volvió a subir a escena el 17 de agosto.

La coreógrafa Irene Rodríguez, de apenas la treintena, explicó en diálogo con la prensa especializada, que el tema desarrollado en su nueva pieza se convierte “per se” en un relato histórico, al recoger –desde sus inicios hasta el presente–, los grandes esfuerzos realizados por los emigrantes peninsulares en la mayor isla de las Antillas para poder hacer fortuna (particularmente en el sector mercantil, durante la primera mitad de la pasada centuria), así como la añoranza por el lejano terruño, al cual muchos de ellos no pudieron o no quisieron retornar, porque ya su “patria chica” les había “robado” el corazón. Rodríguez reveló, lo que era una obviedad, que por sus venas corre sangre hispana, y por ende, el baile español es consustancial a su naturaleza.

En “Emigrantes”, entre otros elementos folclóricos, hay una fusión de diversos “palos” del flamenco y de danzas cubanas de origen africano, algo justificado por la creadora al parafrasear lo expresado por el venerado etnólogo Don Fernando Ortiz, pues “no debemos olvidar” que el cubano es un delicioso “ajiaco multiétnico–cultural”, donde lo español y lo africano desempeñan una función “clave” en la formación del básico patrón cultural de este mestizo, único e irrepetible, “que vive, ama, sueña y crea” en esta “insula indistinta en el cosmos” (al decir del gran bardo José Lezama Lima, del cual conmemoran los cubanos el bicentenario de su nacimiento este año).

Un ingrediente con el que contó la creadora y también protagonista la noche del estreno fue el soporte musical debido al notable pianista y compositor cubano Frank Fernández, quien cedió a Rodríguez la música (grabada e inédita) que escribiera especialmente para su abuela española. Este elemento sonoro contribuyó, en buena medida, a conformar la estructura psicológica y espiritual de los personajes, interpretados en esta ocasión por la propia coreógrafa, y alternaba Leslie Ung, con los bailarines Henry Carballosa y Víctor Basilio Pérez.

Puesta en escena y dramaturgia

La puesta en escena, actual, de “Emigrantes” adolece de la lógica inexperiencia de la coreógrafa en los vericuetos de la dramaturgia, si se trata de comunicar una historia –aún cuando ésta sea elaborada previamente de forma no lineal–, pues los “ligados” a los saltos en la temporalidad presente a la histórica no están diáfanos, y a veces muestra anacronismos en el vestuario, particularmente en el masculino. En el femenino, hemos aceptado las licencias en el empleo de los acostumbrados trajes de faralaes, con colas y volantes, hasta en momentos apoyados musicalmente por congas de los ancestrales ritos de raíz africana. En general, la puesta no está exenta de buen gusto en los figurines y decorados (aunque califiquen en un minimalismo obligado por limitaciones presupuestarias), de esto último sufre la pobre creatividad del diseño de luces.

Es un producto artístico novedoso y ambicioso de una coreógrafa emergente, que ha demostrado poseer arrojo, sensibilidad, al tiempo que nos confirma una inteligencia para madurar, pulirse y sorprendernos con nuevos proyectos dancísticos en un futuro cercano.

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